Por: Redacción
Foto: Cortesía BUAP
Tras dos años de simulaciones moleculares computacionales, el doctor en Ciencias Thomas Scior, investigador de la Facultad de Ciencias Químicas (FCQ) de la BUAP, creó nuevos antigripales orales contra este padecimiento que hoy han sido patentados.
En la fase de pruebas experimentales colaboró el doctor Gerardo Santos López, del Centro de Investigación Biomédica de Oriente (CIBIOR) del IMSS, ubicado en el Hospital General de Zona No. 5, en Metepec.
Innovación universitaria
Este hallazgo farmacológico deriva de la investigación iniciada en 2009, año en que emergió un nuevo virus de la influenza A (H1N1), el cual provocó cerca de 18 mil 337 decesos a nivel mundial.
En este contexto, la BUAP convocó a sus investigadores a participar en diversos frentes contra esta contingencia médica, desde la atención hospitalaria hasta cómo vigilar la pandemia a través de modelos matemáticos. Entre ellos, el farmacéutico Thomas Scior se encargó del desarrollo de un nuevo antiviral.
“Normalmente, una vez descubierta una molécula activa se investigan derivados, químicamente hablando para guardar el efecto deseado y modificar o mejorar otras propiedades moleculares. En nuestro caso, se tienen estructuras diferentes de las ya existentes. Las nuevas estructuras (llamadas candidatos líderes) son mucho menos complicadas que los antivirales comerciales y pueden cambiar para generar moléculas derivadas”, afirmó.
El desarrollo de un medicamento conlleva de una a dos décadas de investigación antes de la producción industrial. Luego de muchos ciclos (sreening tests, drug profiling) de repetir estudios de propiedades fisicoquímicas, bioquímicas, farmacológicas y toxicológicas en combinaciones con bioensayos preliminares in vitro (enzimas, receptores puros), ex vivo (tejido celular) e in vivo (animales), de casi 10 mil moléculas sobrevive apenas una para terminar en la fase preclínica y clínica antes de la producción del medicamento final.
Virus que evolucionan
Las vacunas contra la influenza son un remedio preventivo, pero sólo protegen si sus componentes moleculares corresponden a la cepa específica del brote. Los virus de la gripe varían su genoma de forma frecuente (mutaciones), de tal forma que el sistema inmunológico aprende de la infección sobrevivida y el paciente adquiere una protección específica (inmunidad) contra esta cepa en particular.
Por ello, el doctor Thomas Scior destacó que se necesitan moléculas antigripales con administración oral en forma de jarabes, cápsulas o tabletas que actúan en caso de contagio, como terapia causal, y no como remedio adyuvante (cura de síntomas) o profiláctico (vacunas).
