La Entrega

Por: Adrián Ruíz  / [email protected]

 

Lo de hoy y hasta el 1 de julio en el país, y en Puebla, es hablar de las campañas electorales y sus candidatos. En el estado inició la contienda con más pena que gloria. En gran medida por las vacaciones de Semana Santa y sobre todo por el hartazgo de la población.

Lejos de motivar a los electores para participar los introducen en un estado de depresión. Los candidatos de los partidos participantes carecen de identificación con los poblanos.

Las duplas para senadores y los aspirantes a diputaciones federales en su mayoría son desconocidos para los votantes. Nada aportarán a la causa de los candidatos a la gubernatura y presidencia municipal de la capital.

Los aspirantes Martha Erika Alonso, Luis Miguel Barbosa y Enrique Doger tendrán la responsabilidad de sumar a su propia causa. Aún sin arrancar sus respectivas campañas, la situación se mantiene como empezaron desde sus destapes.

Se requerirá de algo extraordinario para que Barbosa y Doger puedan disputar el primer lugar a Martha Erika, quien cuenta con las preferencias.

Las encuestas que dan determinados porcentajes a unos y otros son espejismos de empresas que sacan provecho. La realidad en Puebla es diferente. La Entrega cuenta con sondeos de las principales unidades habitacionales de la capital donde la diferencia a favor de Martha Erika es abismal.

Enrique Doger es conocido pero carece de las preferencias de los capitalinos. Lo identifican, junto a Enrique Agüera, como los máximos saqueadores de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla (BUAP).

Y a Luis Miguel Barbosa ni siquiera tienen conocimiento de que existe. Por si fuera poco, en Puebla la marca Morena está devaluada.

Así están las cosas en Puebla y será difícil que cambien. Se aproxima el tiempo de las descalificaciones entre los candidatos. A ver si en la misma medida surgen las propuestas, sobre todo que los ganadores las cumplan. Está en chino el dilema.

 

Reporte del Informante

Cruel destino. Unas horas bastaron para que las cortas vidas de los hermanos Christian y Carlos Salas Guarneros tuvieran crueles desenlaces. El primero, y menor de los dos, perdió la vida en la balacera de Clavijero. El segundo, en la misma reyerta resultó herido y recluido en el Cereso de San Miguel.

El redactor de La Entrega tuvo relación con los dos desde la infancia, cuando esperaban con ansia la llegada de los Reyes Magos ‒hace 15 años aproximadamente‒ para jugar con los regalos pedidos.

Por la desintegración familiar su madre Gabriela Guarneros se fue del país hace cuatro años. Regresó al sepelio de su hijo menor. Ellos se quedaron con su padre Carlos y por cosas de la vida desviaron su camino del trabajo para rodearse de amistades negativas.

La pobreza en la que vivieron desde niños los acompañó siempre. Tanto, que Christian fue velado en casa de la suegra de su tío, en la Privada "B" Aquiles Serdán de San Baltazar Campeche, donde se efectúan los rezos también.

Carlos vive sin esperanza de salir en libertad. La familia no tiene para pagar los servicios de un abogado que lo defienda, por lo que permanecerá en presidio.

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