La candidata al senado argumentó que durante el sexenio marinista no había huachicol, ni feminicidios y la prensa “era libre”, aunque el ex mandatario se vio envuelto en el Lydiagate al mandar a detener a la periodista por un favor que le hizo al empresario Kamel Nacif Borge

Por: Mario Galeana

Pese a los escándalos de corrupción registrados en el gobierno de Mario Marín Torres, incluido el caso Lydia Cacho, la candidata Nancy de la Sierra Arámburo, quien compite en la segunda fórmula del Senado por la coalición Juntos Haremos Historia (Morena-PT-PES), defendió la administración del priista al afirmar que en su gobierno no se cometieron feminicidios ni persecuciones políticas, además de que la prensa “era libre”.

En conferencia, la ex priista dijo sentirse honrada de que el ex gobernador haya sido testigo de su boda con José Juan Espinosa Torres, alcalde con licencia y candidato por Morena a diputado local en el distrito 20 de Puebla.

“¡Sí, sí fue testigo de mi boda! Siendo diputada, me casé con un diputado y él (Marín) era gobernador, y es un honor que un gobernador sea tu testigo de boda”, declaró en conferencia de prensa.

“Si le hiciéramos una encuesta a los poblanos y comparamos el gobierno de Mario Marín con el de Rafael Moreno Valle (…) los poblanos preferirían a Mario Marín de gobernador. Porque no existía el huachicol, no existía el feminicidio ni había persecución política. Ustedes, los medios de comunicación, eran libres. Por eso no me arrepiento de mi pasado”, agregó.

De la Sierra negó que haya sido empleada directa de Marín Torres y se limitó a reconocer que, durante su mandato, fue integrante de la bancada del PRI en el Congreso local.

“Yo no tengo nada que ocultar. Me siento orgullosa de ser quien soy, de la persona con la que estoy casada. Y le pido a los detractores que creen que tenemos miedo de hablar de estos temas, que ya se busquen elementos sustanciosos para golpear”, declaró.

Cercanos a Marín, pese a excesos

Tanto De la Sierra Arámburo como Espinosa Torres fueron cercanos al ex gobernador priista, aún con los escándalos de corrupción desatados en su gobierno.

El más grave ocurrió el 16 de diciembre de 2005, cuando Marín Torres ordenó la detención de Lydia Cacho como parte de un favor al empresario Kamel Nacif, quien había sido vinculado por la periodista en una red de pederastia.

En febrero de 2006, La Jornada hizo públicas las conversaciones telefónicas que probaban la relación entre Marín Torres y el empresario textilero.

El matrimonio que hoy milita en Morena eligió a Marín Torres como padrino de boda apenas un año después de este caso.

Y, desde el Congreso local, evitaron a toda costa cualquier cuestionamiento en contra del mandatario, a quien desde entonces se le conoce bajo el mote del Góber precioso.

Prueba de ello es que, durante su segundo informe de labores, en 2007, Espinosa Torres –entonces militante del partido Convergencia– dijo que el escándalo generado por la violación a los derechos humanos de la periodista y activista había sido “magnificado”.

“Este penoso hecho consideramos que fue magnificado y utilizado por grupos políticos contrarios al gobernador con fines electorales”, pronunció el ahora edil con licencia desde la tribuna legislativa.

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