
Mesa Cuadrada
Por: Gabriel Reyes Cardoso / @GabrielReyesCa3
Leer es un ejercicio que asegura libertad real.
El lenguaje y la escritura fueron dos saltos enormes en la historia de la humanidad. El lenguaje porque aportó valor y concepto “universal” a los gráficos que decidieron utilizar para integrar en un solo código de comunicación, los dibujos que miles de años fueron definiendo hasta alcanzar el nombre de letras.
Al entender el lenguaje gráfico apareció la lectura y con ella desapareció la interpretación individual, perversa, amañada de los contenidos de la comunicación colectiva.
A grado tal, que el concepto de ley proviene del concepto latino, légere.
Leer es una oportunidad de evadir a todos los “intermediarios”, muchos de ellos deshonestos.
Leer es también una oportunidad de comparar puntos de vista, experiencias, antiguas o presentes, para poder comprender la realidad de la vida individual y colectiva y poder tomar mejores decisiones para enfrentar sus retos cotidianos.
Leer, es y debe ser una responsabilidad para el humano que quiere aprender a ser libre y después seguir siendo libre.
¿Leer qué? …. todo, cualquier tipo de lectura, cualquier tema, cualquier autor, porque leer es el ejercicio que libera, y los contenidos son vías de acceso.
Estamos celebrando la importancia del libro y la lectura y eso significa que es tan importante leer, que la humanidad se detiene unos días, cada año, para recordar el valor, la utilidad y la importancia de leer.
Hace unos 15 años, Francis Fukuyama, un politólogo, dijo que se habían acabado las ideas, y por lo tanto las ideologías. Lo estamos viviendo, ningún actor político ahora, propone y compromete ideas, la mayoría cambia de partido político, la mayoría ha guardado en el cajón del olvido que la política es una lucha de ideas y solo conserva el otro contenido de la política, el de los intereses en conflicto. A mi juicio el menos justo para los humanos, pero el más frecuente por la misma calidad humana.
Pareciera que ahora, en el mundo líquido que vivimos, las ideas ya no hacen falta para organizarnos y entendernos. Pero la realidad es terca y nos recuerda que si no volvemos a las ideas, todo será un mercado y en un mercado todo se compra, todo se vende, y por lo mismo, ya nada es importante.
Regresar a una lucha de ideas, presupone el ejercicio de la lectura de los grandes ideólogos y de los ideólogos comunes y corrientes que, sin enormes pretensiones, aportan ideas para poder intentar vivir mejor y si esas ideas se escriben, se leen y si se leen, sirven para actuar, porque además de entender lo mismo, no cambian conforme cambia el estado de ánimo, o las condiciones.
Por eso lo más importante en una sociedad contemporánea es, como se dice aquí en el rancho, “papelito habla”, y para que ese papelito hable, hay que leerlo.
Mi humilde sugerencia será siempre que todos debemos dedicar un espacio diario a leer, hacer de ese ejercicio una costumbre y de esa costumbre una fuente de libertad y por lo tanto de poder.
En este día ratifico mi convicción en el valor de la lectura y en el valor de los libros, todos y mi esperanza de que en los libros siempre habrá caminos hacia la verdad, la posibilidad y el entendimiento útil.
