Garganta Profunda

Por: Arturo Luna Silva / @ALunaSilva 

El candidato por la alianza Juntos Haremos Historia (Morena-PT-PES) a la gubernatura poblana, Luis Miguel Barbosa Huerta, está por contraatacar, lo cual no es lo mismo que aclarar, las acusaciones en su contra por su vida de lujos y dispendios con viajes al extranjero y millonarias propiedades, que tanto daño empiezan a hacerle en las campañas. Sus misiles, sin embargo, podrían no ser tan certeros ni letales como el ex perredista quisiera, y se concentrarán contra el esposo de su adversaria de Por Puebla al Frente, Martha Erika Alonso Hidalgo, el ex gobernador Rafael Moreno Valle.

El enojo de Barbosa por las acusaciones de los últimos días es tal que lo previsible es que no reparará en meterse con la vida personal de sus rivales, a quienes califica de “inmensamente ricos”, aunque pareciera morderse la lengua.

La hiel es catalizadora de su respuesta.

Tres ejes tendría la estrategia barbosista, según datos proporcionados por su grupo de cercanos.

En el primero de ellos, recurrirá al pasado lejano para revivir el caso del hoyo financiero que supuestamente creó un desfalco multimillonario en el gobierno del priista Melquiades Morales Flores, cuando Moreno Valle era secretario de Finanzas y Desarrollo Social.

Ya muy manoseado, ese expediente, que muy probablemente le obsequió uno de los neomorenistas, Fernando Manzanilla Prieto, hoy candidato a diputado federal por el distrito 12 con cabecera en la capital, contemplaría algunos detalles presuntamente explosivos con epicentro en Nueva York.

El también cuñado —incómodo— del ex mandatario fue mano derecha del ex gobernador en esa etapa de su carrera y hasta puede que, de ser comprobable a pie puntillas el caso, tenga mucho de responsabilidad.

Un segundo misil de Barbosa es el tema del desfalco por 720 millones de dólares en la Fundación Mary Street Jenkins, en el que buscará involucrar a Rafael Moreno Valle, valiéndose de algunos trabajos periodísticos al respecto.

La que fue calificada por algunos como “la mayor defraudación filantrópica en la historia” será utilizada por el abanderado por Morena a Puebla para manchar al panista con la maraña que terminó, supuestamente, con la transferencia ilegal de ese descomunal capital a Barbados.

Un tercer tema será la construcción del Teleférico, en el que —según Barbosa Huerta— habría tela de dónde cortar respecto a la o las empresas que participaron en el proyecto.

Serían irregularidades que él y sus colaboradores ven como parte de su contraataque a la exhibición pública de lo que ya se conoce como su vida de lujos, es decir, los desproporcionados gastos realizados en prestigiadas boutiques y restaurantes de Europa y Asia a cuenta de su tarjeta American Express, y que no corresponden con su postura de austeridad ni con lo declarado en su 3de3.

Porque si de algo está seguro el candidato por Morena-PT-PES es que no se quedará callado ni pondrá la otra mejilla, ni terminará convertido en el “payaso de las cachetadas” de esta guerra por el poder en Puebla. Cueste lo que le cueste, no se imagina en el mismo papel que la priista Blanca Alcalá en 2016.

En su estilo, eso sí muy mediático, siempre con la “frase matona” a flor de voz, los manoteos y las gesticulaciones histriónicas, Luis Miguel Barbosa buscará una contraofensiva que también le sirva de cortina de humo para eludir las explicaciones sobre su patrimonio y su fastuosa vida, lo que finalmente es la esencia de todo este tema.

Hasta ahora no hay muchos detalles más, pero en estos temas, al parecer, correrá su estrategia y su contraofensiva a la embestida.

De paso, no será raro ver ataques cada vez más subidos de tono contra el priista Enrique Doger Guerrero, con cuya vida privada ya se metió y a quien acusó de tener un pacto con Moreno Valle, así como una vida de “sultán“, y ocultar tres casas en el lujoso fraccionamiento La Vista.

Una cosa sí hay que reconocer y lo vimos desde este martes en sus intervenciones ante los medios: Barbosa es consistente y vehemente contra sus enemigos.

Si no, que le pregunten a sus antiguos aliados y amigos Los Chuchos Jesús Zambrano y Jesús Ortega, cabezas del perredismo—, a quienes en su momento les dio el beso de Judas.

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