Acusan que desde el 4 de mayo de 2017 entregaron pruebas al fiscal regional, como la ubicación de los teléfonos celulares y placas de la camioneta que abordaron

Por: Ilse Contreras

“Es como si se los hubiera tragado la tierra, nuestra madre Tierra”, dijo entre lágrimas Josefina Barojas, abuela de Juan de Dios Núñez Barojas, quien hace un año desapareció en una camioneta, con Abraham y Vicente Basurto, cuando salían de Cañada Morelos.

Fue el 28 de abril de 2017, cerca de las nueve de la noche, la última vez que la familia Barojas supo de Juan de Dios, un joven de apenas 24 años que ayudaba a su padre a sembrar maíz y frijol en Tehuitzo, una localidad del municipio de Palmar de Bravo.

“Si la tierra se los hubiera tragado, pues es nuestra madre Tierra, pero los que se los llevan son hombres sin corazón, son hombres que no tienen alma, hombres que no tienen conciencia y no tienen compasión de sus víctimas”, exclamó.

Pese a su edad y el uso de muletas por una incapacidad, este 10 de mayo Josefina, con su hija María Luisa Núñez, salió a manifestarse  por la desaparición de jóvenes en el triángulo rojo.

“El hambre y la miseria jamás me han amedrentado, pero esto sí; siento que me estoy cayendo, siento que desfallezco, le pido a Dios por toda mi familia, por todas las madres y padres que han perdido a un hijo o una hija, su madre o hermana”, dijo y rompió en llanto.

Juan de Dios comía con Abraham y Vicente en una marisquería cerca de Cañada Morelos, iban con rumbo a San José Ixtapa, a unos 15 minutos en automóvil de ahí, para luego regresar a su comunidad; sin embargo, en esa ocasión nunca volvió.

Para María Lucía Linares Gracia, madre de Abraham y Vicente, no saber del paradero de sus hijos la está “matando a pausas” y coincidió en que las autoridades no han avanzado en la investigación.

“Se fueron juntos en una camioneta Durango gris; se conocieron porque la prima de ellos vivía con Juan de Dios; cuando la mamá lo buscó, éste le dijo que estaba por la autopista de Cuacnopalan, pero que había un retén que no lo dejaba pasar”, luego de eso no volvió a responder el teléfono.

Vicente, de 30 años, era cabo en la 25 Zona Militar; tenía siete meses de haber salido, tras estar siete años en la milicia, Abraham era activo, “andaba con su mochila cargando, con su uniforme cuando lo desaparecieron, llevaba zapatos militares”.

Marcha de la dignidad

Ayer, como miles de madres de desaparecidos en el país, ellas salieron a las calles a recordarle a los gobiernos que tienen un pendiente: encontrar a sus hijos.

Cerca de 20 personas, familiares y amigos de los tres hombres desaparecidos fueron de Palmar de Bravo a la Fiscalía General del Estado (FGE); ahí, María Luisa Núñez acusó que desde el 4 de mayo de 2017 entregaron pruebas importantes al fiscal regional Jaime Huerta, como la ubicación de los teléfonos celulares y placas de la camioneta que abordaron.

Sin embargo, durante un año no obtuvieron respuesta y fue hasta 2018 cuando empezaron a integrar la investigación en la carpeta CDI/1294/2018/Tecamachalco.

“Hoy (ayer) 10 de mayo nosotros no tenemos nada qué celebrar, no puede ser un día feliz para nosotras, es una protesta que hacemos contra el gobierno, la Fiscalía de Puebla, por su ineptitud e ineficiencia y eso llevó a que a estas alturas no hemos encontrado a nuestros hijos”, señaló.

Indicó que inició un procedimiento ante el Comité de Desapariciones Forzadas de la ONU, que emitió recomendaciones al Estado mexicano y fue hasta el 27 de abril cuando giraron los oficios que debieron emitir desde las primeras 72 horas, para poner en marcha el protocolo de personas desaparecidas en las entidades.

María Luisa acotó que tiene conocimiento de al menos unas 10 desapariciones más en el triangulo rojo, antes y después de la de su hijo pero la gente no se manifesta por temor.

“Cuando llegas al Ministerio Público te preguntan: ‘¿De dónde vienes?’. De Palmar. Te ponen la etiqueta de que eres delincuente; estamos estigmatizados por vivir en esa zona, de que seguramente fue un ajuste de cuentas”, dijo.

Agregó que pese a los operativos del Ejército mexicano y de la Policía Estatal en la zona durante el día “por la noche se ausentan”; en ese sentido, aseguró que los delitos siguen a la orden del día, entre desapariciones y robos a transportistas.

Madres de desaparecidos salieron a las calles a recordarle a los gobiernos que tienen un pendiente: encontrar a sus hijos. / ILSE CONTRERAS

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