En Línea Deportiva
Por Pepe Hanan / @pepehanan
El mundo del futbol es muy sui generis, es un lugar que da muchas satisfacciones y que involucra una serie de sentimientos que van de lo sublime a lo ridículo.
Cuando era niño esperaba el fin de semana para poder observar o escuchar los partidos de mi Puebla querido, mi estado de ánimo dependía del resultado que había obtenido el equipo, debo reconocer que fueron más los malos momentos que los buenos, sin embargo, el ser aficionado a un conjunto así me obligó a quererlo más, a protegerlo y defenderlo contra lo que fuera.
Así crecí en este ambiente, me empapaba de todo lo que sucedía con el equipo de La Franja y, desde muy joven, me interesaba saber a detalle lo que ocurría con el mismo, pasaron los años y viví épocas de gloria con los campeonatos del 82-83 y el del 89-90, así como de tristeza, con los terribles descensos de 1999 y 2005.
Supe lo que significaba que Puebla, como ciudad y estado, se quedara sin futbol de Primera División, lo que representó para mucha gente quedarse sin empleo a falta del mismo, y no me refiero a los empleados del club, sino a las personas de las que su modo de vida depende en gran medida de las ventas que generan a través de este deporte, además del sentimiento de frustración que genera en el ánimo de la sociedad.
Hace algunos años empecé a frecuentar los partidos de la primera A en el estadio Universitario para ver a Lobos BUAP, me aficioné, tenía mi equipo del máximo circuito (Club Puebla) y el de ascenso (Lobos BUAP).
Con el tiempo, el rector Alfonso Esparza Ortiz me invitó a formar parte de un patronato en Lobos BUAP junto con mi querido amigo Rafael Cañedo y Eduardo Lobo Henaine, a quien considero uno de los mayores conocedores del futbol en Puebla además de ser también un gran amigo.
La función era exclusivamente conseguir patrocinios a través de relaciones en beneficio del club.
Así fue y las cosas empezaron a darse de manera adecuada, se consiguieron algunos apoyos y el equipo, encabezado por Luza Esparza, empezó a lograr resultados positivos con Rafael Puente Jr como director técnico, un estratega que llegó al conjunto licántropo gracias al buen ojo que tuvo la presidenta Esparza para darle esa responsabilidad.
Si todos los presidentes de equipos profesionales tuvieran la calidad moral de Luza Esparza, quizás estaríamos hablando de otro futbol en nuestro país; la honestidad no es algo a lo que los dirigentes futbolísticos estén acostumbrados.
Luza es incorruptible y honesta, por eso no se deja mangonear ni influir por nadie y, si al equipo univesitario al final no se le dieron las cosas, fue por jamás romper los códigos de ética que se manejan en la institución, y por duro que suene, es mejor morir de pie que vivir de rodillas.
Cuando me doy cuenta de la injusticia que estaba viviendo el equipo debido a que después de un arduo trabajo de la directiva se habían logrado obtener los recursos que el reglamento exigía para que Lobos BUAP permaneciera en el máximo circuito, decidí que algo se tenía que hacer, no era posible quedarnos callados ante algo que estaba sucediendo y que estaba socavando a nuestro estado, a la universidad y a la afición poblana, ya sabía yo lo que era perder a un equipo de Primera División en nuestro estado.
Sabía perfectamente a lo que me iba a enfrentar, de inicio no podía permanecer en el patronato, pues no se puede ser juez y parte al mismo tiempo.
Honestamente, para mí el puesto no es relevante, es un honor, pero mi vida no depende de ello, mil veces preferiré ser aficionado al futbol y asistir al estadio comprando un boleto sabiendo que nuestro estado cuenta con dos exponentes en el máximo circuito, que ser cómplice de la FMF ante un atropello con el que jamás estaré de acuerdo.
Decidí hacer pública mi postura en el afán de que esta situación no quedara impune o al menos se supiera la verdad de lo que estaba aconteciendo.
Las reacciones no se hicieron esperar, obviamente es un tema incómodo para todas las partes involucradas en este tema contra Lobos, incluyéndome a mí.
Di la cara y, después de las primeras declaraciones que realice el miércoles por la noche, solicité una cita con el rector Alfonso Esparza, con la presidenta Luza y con los otros integrantes del patronato del conjunto universitario (Cañedo, Henaine, Chedraui, y Villar), expuse todo esto que le platico y les comenté que entendía que el equipo era el menos culpable y no tendría por qué pagar un precio de algo de lo que no era responsable, quizás me equivoqué en un momento de calentura y así se lo comenté al rector, él me dijo que entendía mi enojo, pero que no compartía las formas, pues la institución de la BUAP no se maneja a base de declaraciones, sino por la vía legal y por los conductos adecuados.
Me disculpé con todos ellos y terminé mi relación con el patronato de Lobos BUAP de la mejor manera, siempre poniendo por encima de cualquier cosa al equipo y, créame, amigo lector, que contra eso jamás haré algo para comprometerlo.
No soy directivo ni pretendo serlo a pesar de tantas cosas que se dicen por ahí, siempre he pensado que para eso existen personas capacitadas y con experiencia, yo como comentarista deportivo soy y he sido feliz, algo que por cierto lo realizo por hobby y no por chamba, aunque debo reconocer que es lo que más me gusta y apasiona.
No me arrepiento de nada en todo este tiempo, aunque aprendí que debo controlar mis emociones por muy injustas que me parezcan varias situaciones.
A Lobos BUAP, al rector Alfonso Esparza, a mi querida Luza, a quien conozco desde niña cuando fue colaboradora en el programa En Línea Deportiva hace 13 años, a los empleados del club, a los jugadores y a los integrantes del patronato los llevo y llevaré en mi corazón toda la vida.
Gracias por permitirme vivir la experiencia más hermosa de mi vida.
La función tiene que seguir, por eso les digo que nosotros, como siempre, seguiremos en línea.
Hasta la próxima.

