A pesar de que habitantes aseguran que el robo de combustible se terminó, les preocupan los delitos del fuero común que se han presentado en el municipio.
Por: Guadalupe Juárez
Palmar de Bravo, donde podría decirse que nació el robo de combustible en la entidad, ha retomado sus actividades cotidianas.
Atrás quedó el miedo de las personas al ver pasar a toda velocidad las camionetas con bidones repletos de gasolina. Sólo permanecen en la memoria las explosiones en medio del campo, los niños halcones y la presencia de militares en la entrada del municipio.
Todo disminuyó después de la detención, en julio del año pasado, del entonces presidente municipal Pablo Morales Ugalde.
Los habitantes coinciden que aún sufren casos de inseguridad, pero afirman que el huachicoleo se acabó en Palmar.
“Eso de los huachicoleros ya no se escucha aquí. Antes veíamos las camionetas, pasaban aquí atrás de la presidencia y nunca les hicieron nada. Ahora ya no”, asegura una vendedora de flores en el centro de esta localidad.

Otra de las habitantes de este municipio asevera que los huachicoleros dejaron de ordeñar los ductos, asegura que quienes se dedicaban a sustraer ilegalmente el hidrocarburo eran originarios de Palmarito Tochapan, junta auxiliar de Quecholac.
“Ya dejaron de venir, de plano cerraban la calle para llenar sus garrafones y vendían la gasolina barata. Eran los de Palmarito y a nosotros nos echaban la culpa. Y los que eran de aquí ya hasta se fueron”, señaló.
Sin embargo, los delitos del fuero común continúan, a los habitantes les preocupan los casos que se han presentado de robos en casa habitación y negocios. Por ello, exigen que haya más policías y patrullas, pues los elementos son insuficientes.
“Esas tres patrullas de ahí –señala a las unidades frente a la Presidencia– siempre están descompuestas, nunca pasan cuando se necesitan”, dice una pobladora.
El reclamo se extiende al actual munícipe, Miguel Vélez Severiano, a quien acusan de “ser más flojo” que Morales Ugalde.
“Aunque hayan cambiado al edil, no sabe lo que pasa en el municipio. El primero era delincuente y este no sale de su oficina. Es un flojo porque no ha hecho nada, ni siquiera se da una vuelta por las colonias. Muchos ni saben que es el presidente”, acusa un comerciante.
Durante 2016, esta casa editorial recorrió Palmar de Bravo, a diferencia de esta ocasión, los habitantes afirmaban que había halcones y los menores de edad eran reclutados por los huachicoleros. Además, temían ser vigilados por los líderes de las bandas de chupaductos.
Hoy la realidad es otra. En Palmar, el huachicoleo se acabó.
