Garganta Profunda

Por: Arturo Luna Silva / @ALunaSilva

Embriagados de soberbia y convencidos del “ya ganamos” que decretó con 42 días de antelación, en el segundo debate presidencial, Andrés Manuel López Obrador, muchos de los candidatos a alcaldes y legisladores de la coalición Juntos Haremos Historia, que encabeza el Movimiento Regeneración Nacional, han desdeñado no solamente hacer campaña en las calles, los medios y las redes, sino también han despreciado la conformación de estructuras para la movilización y el resguardo de las casillas.

La debilidad de Morena ahí es evidente y es la misma que podría estar esperándolos para verlos morder polvo y recibir una amarga dosis de realidad este 1 de julio.

En Puebla, en la capital y en los municipios, es prácticamente una rareza encontrar a
algún candidato morenista a diputado local o federal, y en algunos casos también los
abanderados a alcaldes, recorriendo calles, dando alguna entrevista o con propaganda.
Muchos de ellos están extraviados en el festejo adelantado y descorcharon el vino espumoso con precocidad.

No tienen estructuras sólidas de activismo, de movilización de sus simpatizantes a las
casillas, de representación en éstas y de protección de los votos.

Precisamente esta fragilidad fue la que, reconocida por la propia dirigencia nacional
de Morena, trajo consigo la derrota en el Estado de México el año pasado, donde
muchas encuestas daban como favorita a su candidata, Delfina Gómez.

En tierras mexiquenses, fue la estructura del Partido Revolucionario Institucional (PRI),
con su bien aceitada operatividad, la que salvó el pellejo a Alfredo del Mazo Maza.

En nuestro estado, Morena no solamente se enfrentará a la estructura priista, que con
todo y su decaimiento y anemia económica, tiene eficiencia, sino también al robusto y
aceitado aparato morenovallista.

La “locomotora lopezobradorista” podría no ser suficiente para suplir la operación en tierra, antes y el mismo 1 de julio.

Antes, como bien saben los conocedores del tema, se configura el ejército de “promovidos”, que luego serán movilizados, acarreados es el término más preciso, a las
urnas.

Las caminatas casa por casa, calle por calle, se hacen precisamente para
el reclutamiento de potenciales votantes.

Los abanderados a diputados locales y federales por Morena en la capital, por poner un
ejemplo, nada de eso están haciendo.

Esa labor se acompaña indispensablemente con exposición mediática y en estos nuevos
tiempos con redes sociales, pero salvo los candidatos al Senado, la abanderada a
la alcaldía y Luis Miguel Barbosa a la gubernatura, con todo y su torpeza y fatuidad,
nadie más la está haciendo.

Luego viene, lo saben los experimentados, la operación del día D: Acarrear a
los simpatizantes y militantes a las casillas y, en paralelo, apostar vigilantes para que
reporten la afluencia de los propios y los adversarios.

Un elemento también muy importante es la acreditación de representantes de casilla con
colmillo, para que en el jaloneo del conteo y, ante posibles irregularidades, no
se amilanen ante el contrario.

¿Tiene eso Morena?

La respuesta es una y contundente: No.

¿Están ocupados sus candidatos en construirlo?
De nuevo la contestación es inequívoca: No.

Desde la comodidad de sus oficinas, en conferencias de prensa o con
reuniones confortables de café, cerveza o ron, para grillar, no seganan votos.

Pero únicamente en eso, al menos lo que se puede ver, se empeñan los Manzanilla
Prieto, los Biestro Medinilla, los Carvajal Hidalgo, en la capital y otros y otras —muy
pocos— en las regiones.

El morenovallismo con su maquinaria y hasta el alicaído PRI, con su experiencia
entierra, están listos para comerle el mandado a los morenistas, con todo y su sobrada
confianza en San Andrés Manuel y su popularidad.

Aquí, o se levantan de las hamacas para ir por los votos o luego que no se quejen, con su
amargura característica, de un “fraude”.

Ese que por cierto ha comenzado a aparecer en el discurso del ex perredista Barbosa
Huerta y el ex priista Alejandro Armenta Mier, como presagio de un resultado adverso y
una justificación simplista.

Ahí están los hechos y los datos.
Cada quién sabrá.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *