Estefani Merlo Zechinelli, María Luisa Zago Merlo, Javier Précoma Rosas y Ana Karen Stefanoni Merlo, estudiantes de la BUAP, diseñaron y fabricaron un prototipo que de motor que funciona mitad con agua, mitad con gasolina,
Con este método, los alumnos echaron a andar una motocicleta, lo que les mereció el primer lugar de la categoría Tecnología Intermedia del Cuarto Concurso Prototipos de Innovación Tecnológica, que organiza la BUAP.
Todo comenzó cuando Estefani, estudiante de la Facultad de Ingeniería, escuchó de la investigación del ingeniero Tomás Aarón Juárez Zerón y de su alumno de servicio social, Alejandro Juárez Sandoval, cómo utilizar agua como combustible. La idea le pareció atractiva y buscó alumnos de otras facultades para ir a fondo. De ahí que se contactó con sus compañeros de equipo, todos universitarios, originarios de Chipilo, Puebla.
La primera invitada fue María Luisa, de la Facultad de Ingeniería Química, debido a que la idea del proyecto parte de un proceso químico, la electrolisis, que separa los componentes de un compuesto por medio de la electricidad, fundamento químico del funcionamiento del prototipo.
Poco después se sumó Javier, de la Facultad de Ciencias de la Electrónica, ya que requerían de alguien que diseñara y fabricara un sistema de sensores para detectar qué tipo de agua se podría utilizar, pues se consideró emplear agua sucia y salada, no potable, con fines ecológicos.
Al futuro electrónico fue a quien se le ocurrió transferir el prototipo al campo, particularmente para ayudar a la producción agrícola de su natal Chipilo, una comunidad fundada por migrantes italianos y que actualmente, por tradición, se sostiene principalmente de actividades agropecuarias.
Esta labor exigía de un modelo de negocio redituable, por ello, Ana Karen, quien estudia en la Facultad de Administración, se integró. De esta forma, sostienen, hacen visible el trabajo multidisciplinario que requieren los proyectos de este tipo.
Los charcos, ¿la gallina de los huevos de oro?
María Luisa Zago Merlo explicó que en el proceso de electrolisis, que es la hidrólisis por medio de electricidad, la primera fase consiste en separar los elementos que componen las moléculas de agua: el hidrógeno y el oxígeno.
“Con el agua, uno de los compuestos más abundantes y por tanto de fácil acceso, no requerimos explotar recursos naturales no renovables, por lo que cualquier persona puede usar este sistema –el motor- y aplicarlo a sus necesidades, generando una huella ecológica menor, sin emisiones de dióxido de carbono a la atmósfera y ahorrar significativamente en costos”, comentó.
En el primer intento utilizaron agua contaminada, de charco, y desde entonces echaron a andar, con éxito, un motor de motocicleta. Antes de ser usada, el agua pasó por un proceso de filtrado, con el fin de separar contaminantes y residuos sólidos con más de 2 milímetros de grosor y evitar obstrucciones en las mangueras del sistema.
Su prototipo es un híbrido hidrógeno-gasolina, con el que se reduce a la mitad las emisiones contaminantes. En un principio pretendían un motor que funcionara al cien por ciento con agua, replantearon su idea pues se sabe que el hidrógeno es el elemento más explosivo.
Se dieron cuenta que esa moto avanzaba 50 kilómetros aproximadamente por cada dos litros de gasolina. Con los cambios, con un litro de agua y otro de combustible, realizaron dos meses de pruebas en las que, según ellos, por mucho superaron esa distancia.
Antes de las pruebas con el motor 50-50, comenzaron con un 90 por ciento de gasolina y 10 de hidrógeno. Poco a poco fueron aumentando el porcentaje del gas hasta encontrar la proporción ideal, a la mitad, ya que su rendimiento se asemeja al sistema que utiliza pura gasolina, en cuanto a potencia y velocidad.
Tecnología chipileña
Aunque no son pioneros en el uso de estos principios químicos, pues ingenieros y científicos han realizado proyectos similares desde hace varios años, su visión es distinta: comenzar a incidir desde lo pequeño.
“Sabemos que un producto que le pegue al petróleo es un producto que amenaza, por lo que las iniciativas desaparecen. Los intereses que atacas han impedido su uso. Algunos ya comienzan, pero en esta parte de la historia es todavía difícil”, confesó la que inició este proyecto. De ahí la importancia de implementar estas ideas en el campo, ayudando al trabajo agrícola de sus familias, de su natal Chipilo.
