Hasta su afiliación al PAN en 2013, cuando compitió por la diputación local, fue cuando el aspirante a San Lázaro decide “hacer política de fondo”

Por: Mario Galeana

Primera Parte

 

Inicio esta entrevista con Jorge Aguilar Chedraui preguntándole si sólo hubo este camino, si siempre quiso ser esto que es ahora. La cuestión, que parece tan simple, lo incomoda. Me contesta que sí, que por supuesto, que tuvo un par de oportunidades distintas, pero ninguna lo atraía con la misma intensidad. Lo dice rápido, sin dar demasiados detalles, aunque media hora más tarde, en el momento justo en el que explica por qué la gente debería votarle, se confiesa:

—No quise entrar mucho al tema de tu pregunta inicial porque quiero presentarme como un servidor público por convicción. Porque quiero transmitir esta etapa de mi vida, y no andar recordando el pasado, no estar hablando de otras oportunidades. Puedo transmitir un mensaje equivocado, un mensaje de que podría estar haciendo cualquier otra cosa, y yo no quiero pintarme así. Estoy aquí para hacer todo lo que pueda, para hacer mi mejor esfuerzo todos los días y construir la Puebla que queremos y merecemos. Tengo un programa de trabajo con propuestas muy claras y puntuales. Tengo experiencia y una profunda vocación de servicio. Estoy aquí por convicción, no por conveniencia.

Algo, en toda su carrera de servidor público, guarda sentido con sus palabras. Hace 18 años, cuando tenía 24, empezó formalmente a trabajar para el gobierno, el gobierno de Melquiades Morales Flores, al que llegó como director General de Programación y Presupuesto de la Secretaría de Finanzas y Desarrollo Social. Pero a pesar de que en los años sucesivos ocupó seis cargos más vinculados tanto al gobierno local como al federal, que para entonces ya era panista, se afilió a Acción Nacional hasta 2013, cuando compitió como candidato a diputado local. Ese año fue el momento en el que decidió “hacer política de fondo”, como lo llama.

Y tras ganar aquellas elecciones, ser coordinador de la bancada del PAN y presidente de la Junta de Gobierno y Coordinación Política del Congreso local, hoy es nuevamente candidato a diputado federal en el distrito 9. La coalición que representa, la alianza Por México al Frente, enarbola como principal propuesta la implementación del gobierno de coalición, que define como un necesario sistema de contrapesos y de legitimidad. Y, para explicar lo anterior, echa mano de los números:

—Las últimas elecciones han tenido una participación muy pequeñita —aunque ésta será la excepción—. El 2015 es una buena referencia: en Puebla capital votó 33% o 35% del electorado. Uno de cada tres, permíteme redondear. Quien ganó, ganó con 30 y tanto por ciento de la votación efectiva. Si haces la cuenta, estaríamos pensando que sólo 10% o 15% de la gente de los distritos eligió a sus diputados federales. Imagínate el bajísimo nivel de representatividad que tiene esa gente que resultó electa. No puede ser. Tenemos que lograr legitimar a los gobiernos, y parte de la legitimidad que deberían tener es generar bloques no sólo electorales sino de gobierno, tanto en la administración pública como la actividad legislativa. Esa es la esencia de los gobiernos de coalición: lograr una representatividad amplia, generando bloques que representen a más gente, y comprometer una agenda común en la función pública y en la legislativa. Creo que en la medida en que se haga bien podemos tener gobiernos más legítimos que representen a más personas.

Esta alianza reúne a la derecha y a la izquierda. Usted ha dicho que el país requiere pluralidad, equilibrio, pero, ¿cómo podrían combinarse ideologías políticas tan distintas? Un ejemplo: mientras el PRD busca la regulación de la mariguana y hasta la despenalización del aborto, el PAN no se ha pronunciado al respecto.

—Mira, de entrada, el gobierno de coalición plantea una agenda legislativa común, poniendo por delante las coincidencias. A partir de las coincidencias se construye un programa de gobierno. Ahí está la plataforma política del Frente, que es la más sólida y la mejor construida de todas. Por ejemplo, el ingreso básico universal es una propuesta que viene del PRD, que retoma el PAN, que hace suya, y la propone en la plataforma del Frente. Otro ejemplo: lograr el objetivo de un paquete básico en los servicios de salud para todas las personas por el simple hecho de ser mexicanos. Estas ideas vienen de la izquierda, pero son retomadas por Acción Nacional y planteadas de manera coordinada y conjunta. Hay muchísimas coincidencias, el secreto está en encontrarlas, en conciliar alrededor de ellas y plantear una propuesta unificada, con mucha seriedad. Los otros temas serán parte de la agenda legislativa del PRD, por ejemplo, en la Cámara. El PRD tiene toda la libertad para poder presentarlas, y, a partir de los acuerdos que haya, se tomará una postura al respecto. No son parte de la agenda legislativa común.

Dado que hay sondeos muy claros a nivel nacional, no hay analista político que no se refiera al llamado “efecto AMLO”. Sin embargo, varios analistas también advierten los riesgos sobre el ‘carro completo’ en estas elecciones, una forma de voto al que el propio López Obrador ha convocado. ¿Cuáles son los riesgos que usted observa en este sentido?

—Mira, en principio de cuentas, el voto informado es lo que debería prevalecer. Estoy convencido de que, en la medida en que haya voto informado, no habrá prácticamente nadie que vote “seis de seis”. También hay que decirlo: hay un montón de ocurrencias allá afuera, un montón de candidatos que no tienen ni la más remota idea de qué hay que hacer. Se debe buscar que realmente se conozcan las propuestas, los perfiles, las personas. La siguiente parte de la explicación tiene que ver específicamente con equilibrios: todo el poder a una sola persona es demasiado, puede llevar realmente a un absolutismo que no traiga nada bueno. Me parece que para que el país avance razonablemente bien los siguientes años, requerimos tener un Ejecutivo fuerte y un legislativo fuerte y plural. Si esto ocurre puede haber cosas buenas para el país; si esto no ocurre, seguramente será lo contrario. Enrique Krauze, un historiador, un político, un creador de opinión, lo decía recientemente: “razonemos el voto, generemos equilibrios”.

Este escenario de “carro completo” se compara mucho con, digamos, el viejo régimen priista. ¿Usted coincide con esta analogía?

—¡Claro, claro! Y además, volteemos a ver el desastre de país que tuvimos en aquel momento. Cuando empezamos a tener pluralidad en el Congreso empezaron los equilibrios. Te pongo un ejemplo sobre lo que tendría que ser esta pluralidad en el Congreso, esta división de poderes: Plan Nacional de Desarrollo. Si hay una mayoría absoluta en el Congreso, el Plan Nacional de Desarrollo puede ser cualquiera que ésta decida. Hay quien dice que no podemos estar peor. Sí podemos estar peor, ¿eh? Se acaba de publicar un estudio de competitividad, un ranking mundial entre 63 países en el mundo. Adivina cuál es el país 63 de 63: Venezuela. México está mal, sin duda, hay enormes retos, pero el último país es Venezuela. Yo no quiero que México se parezca a Venezuela, quiero que se parezca a países que lideran el ranking, quiero que se parezca a Hong Kong, Singapur… va por ahí.

Hablando sobre la elección en puerta, en los últimos procesos electorales la capital del estado y en específico el distrito en el que compite se han convertido en bastiones panistas. Sin embargo, la capital es también la zona de mayor competitividad de Morena. ¿Cuál es su pronóstico?

—Claro, lo es. Pero, mira, tengo confianza en la fortaleza del PAN, pero más aún en los candidatos del PAN. Tenemos a Martha Erika Alonso, que ha recorrido el estado de arriba-abajo, que está empezando a cosechar los frutos de su trabajo y esfuerzo. A un Eduardo Rivera que ya fue alcalde y que hizo las cosas bien; que se ha preparado, que es un funcionario público en toda la extensión de la palabra. Estoy yo, que no soy ningún improvisado, no se me ocurrió ayer ser candidato a diputado federal. Pero no debo dejar de reconocer que a mayor nivel de urbanidad, más pro Morena se está volviendo. No podemos hablar que una ciudad sea panista por revisar la historia electoral anterior. Hoy hay una verdadera competencia, por eso hay que entrarle de frente, de fondo, y ofrecer soluciones bien concretas: propuestas, soluciones y experiencia, que es lo que tenemos hoy en AN, y no hay en Morena. Hay que voltear a ver hacia los candidatos que tiene. Muchos de ellos verdaderamente inexistentes en las encuestas y sin experiencia. Las mejores propuestas son definitivamente las nuestras.

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