Por: Osvaldo Valencia / @Osva_Valencia
Foto: Archivo EsImagen
Es una tarde nublada y lluviosa de mediados de junio como cualquier otra de los días pasados, aunque para Sixto Domínguez desde hace nueve meses sus tardes son eso, nubladas y lluviosas.
Sixto es dueño de un negocio de artesanías llamado El Arte Poblano, ubicado en el centro de Puebla, cercano al mercado de El Parián, y desde antes que ocurriera el conocido sismo del 19 de septiembre las bajas ventas ya eran cotidianas en su tienda.
Fue después de los saqueos ocurridos en enero de 2017 cuando sospechó que la economía, por lo menos la de los negocios de esa zona, comenzaría a bajar.
En los meses previos a septiembre vio que las ventas bajaban poco a poco, por lo menos en un 30 por ciento en el lapso de enero a junio de ese año.
Pero el famoso 19-S vino a cimbrar su medio de vida. Después de esa fecha las ventas se desplomaron, hasta el día de hoy, en un 75 por ciento. Y lo peor para Sixto no es el miedo a que las ventas sigan decayendo, sino que ese mismo le caiga encima.
"Si el sismo no nos desaloja nos desalojan las bajas ventas", comenta en un tono serio, y no exagera al decirlo, a lado de su local hay un inmueble apuntalado, justo en la esquina.
Los peritos de Protección Civil le han dicho que en unos meses deberá dejar su negocio para que ellos puedan retirar el techo del edificio vecino, y así evitar que las vibraciones provocadas por el constante paso de los autos, o un eventual sismo, provoquen un derrumbe en la zona afectada.
A una cuadra de distancia está Jesús Iván, empleado en una tienda de vajillas con detalles de talavera. En su puesto han hecho lo posible por combatir la caída del turismo en la zona, y lo primera por hacer ha sido descuentos.
“Antes una buena venta era de 3 mil pesos, un día regular era de 2 mil o mil 500, pero ahora un buen día es de 2 mil pesos y uno regular o malo es de 500 o 400 pesos. Sacamos el día, pero no es lo mismo a lo que estábamos acostumbrados”, cuenta mientras espera clientes.
Para él la mejor noticia sería que el Museo Casa de Alfeñique, el mayor atractivo de la zona, reabriera sus puertas para reactivar el flujo de turistas. No obstante, calcula que por el cambio de gobierno que se avecina el recinto podría revivir dentro de un año o incluso dos, en el peor de los casos. Eso sin contar que haya otro 19 de septiembre que retiemble todo de nuevo.
“Si tiembla de nuevo yo creo que sí habría un efecto dominó, empezando con la casa apuntalada de la esquina, creo que ese es el miedo de varios de acá”, contesta antes de atender a unos visitantes que buscan recuerdos poblanos.
Así pasan los días los locatarios, entre días nublados y lluviosos, deseando a que no vuelva un 19 de septiembre que acabe con todo.
