La Mirada Crítica
Por: Ramón Sánchez Zamora / @RomansanchezZ 

-¿Y si mi vida hubiera sido distinta? ¿Y si no me hubiera divorciado? ¿Y si no me hubiera quedado en ese trabajo tanto tiempo?-…

Alicia cerró sus ojos… verdes que a muchos llamaban la atención y comenzó a recordar toda esa vida, llena de recuerdos, de anhelos… pero uno sólo de sus recuerdos era el más fuerte… esos años de secundaria… -Pero si estudié muchas en muchas instituciones y nada ha sido como esa edad, ese espacio, esos amigos- suspiró y tapó su rostro con esa sabana tan blanca y fría como esas primeras lagrimas por un amor de adolescente.

-¿Hiciste la tarea de inglés?... ves que el profesor se pone loco si no respondemos y si revisa tareas y no cumples hasta a los papás manda a traer- le dijo Arturo, su primo el cual iba en la misma escuela.

Mientras caminaban los dos, Alicia se quedó mirando… y comprendió que pronto ya no estaría allí, esos paredones, esos cristales, esos sueños… esa niña que deseaba ser reina de la primavera y que llegó disfrazada un día de abejita y que nadie decía algo, pues así se comportaban los compañeros del jardín de niños que siempre eran la novedad para sus compañeros mayores.

-¿Cuántos años? ¿Por qué nos debemos ir?... ese primer amor, ese primer reconocimiento, el concurso de escoltas, la primera excursión al museo que ni sabía que estaba a dos calles de mi casa, y ni sabía lo que era pues mi papá casi ni estaba y mi mama con tanto trabajo casi ni me veía y mi abuelita con mucho trabajo podía cuidar a tres de sus nietos- pensaba Alicia mientas caminaba por esos conocidos corredores.

-Si un día estuviera sin luz, tantos años he pasado en este edificio que podría caminar con los ojos cerrados, conozco el número exacto de salones… aún a mi recuerdo llega Patricia, esa chica que tuvo que irse, sus papás se separaron y tuvo que irse a vivir con su tía a otra provincia, mi mejor amiga, nos prometimos seguir en contacto, al primer mes recibí dos cartas, al segundo, una, al quinto año únicamente supe de ella, que se había ido a otro país… quizá si hubiera sido efectivamente mi amiga nunca se hubiera ido, cuanta falta me hizo cuando falleció mi abuelita, o cuando ese chico, el de ese primer beso, donde fue más la emoción que el tiempo que fuimos novios… la espera de sus cartas, la espera a la salida y verlo alejarse con sus papás, aún recuerdo el coche compacto, viejo, oxidado, pero muy limpio que su padre tenía… hasta que un día promovieron a su papá y tuvo que irse a otra parte de la misma ciudad y no podía seguir con nosotros… Amiga… Cuánta falta me hiciste para contarte eso y reír como locas aunque siempre fueran los mismos argumentos, los mismos sueños, las mismas palabras, pero siempre diferentes risas…-

El anhelo de vivir otras vidas, las supuestas vidas perfectas, el no valorar los tiempos, el no vivir en un presente, el ausentarse de manera voluntaria para converse uno mismo de que todo va a pasar y esto es soólo una parte de la vida que Nicholas Pileggi, podría decirnos en el soportar un presente para un mejor futuro y ausentarse hasta del dolor, pero también del sentido de gozo, pues todo es pasajero y nada importa.

Andrew Niccol, muestra el anhelo de seguir vivo, de seguir con el modo de vida que deseas aunque en ello tu vida misma sea parte del precio por obtener un poco de atención de mundos lejanos, de modos de vida, de donde uno se siente expulsado, por castigo divino o por selección natural, pero todo tiempo tiene un costo y el amor vale lo que el tiempo dura.

No se trata de apostar a anhelos de vida en espacios reducidos, como los experimentos de vida y de la vida misma para probar el modo de tomar decisiones basados en el entorno social que expone Paul Scheuring, donde no todo tímido guarda una mente criminal, ni todo romántico tiene a un héroe entre sus ropas.

-El año está próximo a terminar y todos están emocionados… qué no se dan cuenta que no nos volveremos a ver… qué no se dan cuenta que viviremos una soledad únicamente cargada de anhelos... qué no se dan cuenta que ustedes son mi mundo…- ella grito… y luego vino la obscuridad… y despertó del sueño para ir ese día esa gradación tan anhelada por todos los compañeros y hasta esa noche por Alicia también…

Después de ese sueño… los vio tan felices y Alicia, ya no pensaba lo mismo, ya no estaba tan emocionada, y por fin las lágrimas rodaron al ver ya la realidad en ese instante al final de la ceremonia por fin todos se dieron cuenta que ya no se verían más en ese contexto dónde esos párvulos del jardín de niños se veían y se abrazaban, se mandaban felicitar por su cumpleaños… en todos esos recuerdos llegaron a todos… y las lágrimas surgieron hasta de los más brabucones y fuertes… fueron contagiados…

Alicia… entonces… se dijo… -sí… vivimos bien, sí nos titulamos y fuimos a tantos lugares y compramos tantas cosas… y reímos tanto… pero ese eco de esos años… jamás volvieron… cada uno… a cada hora y no nos dimos cuenta que ya éramos felices… hasta que lo perdimos...- y Alicia cerró sus ojos…

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *