Claudia Rivera y la política

La alcaldesa electa de Puebla, Claudia Rivera Vivanco, se ha convertido en una pieza fundamental de la política poblana. Alejada de escándalos, ganadora por un margen indiscutible y siempre opuesta a impulsar una campaña de confrontación con sus adversarios, ahora parece que le ha dado la vuelta a la hoja de la elección y comenzó con lo que le toca hacer: crear certidumbre y apostar por una transición pacífica que le ayude a tomar lo más pronto posible el control de la capital poblana. Aunque son odiosas las comparaciones, Claudia Rivera Vivanco representa todo lo que Luis Miguel Barbosa no puede o no quiere ser, políticamente hablando. ¿Será?

 

¿Elección de estado?

Con la novedad de que Luis Miguel Barbosa Huerta y el ex fiscal Santiago Nieto presentarán, como uno de sus principales alegatos para anular los comicios, que en Puebla se vivió una elección de Estado. Así como usted lo lee. ¿Acaso a Barbosa Huerta ya se le olvidó que su principal adversario era –según sus propias palabras– el ex gobernador Rafael Moreno Valle? ¿Dónde estuvo la elección de Estado? ¿Cuándo ocurrió que nadie lo alcanzó a percibir? ¿Cuándo se desviaron recursos o la autoridad estatal intervino para manchar la elección? De risa loca. ¿Será?

 

Cárdenas y la inocencia

Enrique Cárdenas Sánchez publicó, con el respaldo de varios académicos de cafetería, un desplegado para señalar que está muy preocupado por la violencia que se vivió en la jornada electoral del 1 de julio. No sabemos a ciencia cierta qué pretenda el el ex rector de la Udlap con este movimiento, pero si busca erigirse como una figura moral en la política poblana sería una auténtica vacilada, porque está muy lejos de poder llenar ese lugar. Lo que hemos visto de él es que, si bien es un tipo honrado y preparado, en la arena política es un auténtico inocentón que va de traspié en traspié. ¿Será?

 

El mensaje de Gali

El gobernador José Antonio Gali Fayad dejó clara su posición desde antes del inicio de la contienda electoral: no intervendría y jugaría un papel de sana distancia. Ambas las cumplió. Ahora que ha pasado el proceso y que Morena, a través de Luis Miguel Barbosa Huerta, sacó a relucir su lado más salvaje al destrozar un centro legal de operaciones del PAN en Puebla, que le valió un jalón de orejas desde las más altas esferas de su partido, el mandatario asumió el papel de conciliación al que está llamado y pidió a los actores –en este caso Barbosa y compañía– a dirimir sus diferencias en las instancias correspondientes. ¿Será?

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *