AMLO, después de ganar los comicios, ha señalado que la reforma educativa sufrirá cambios para avanzar en este rubro; además, busca la descentralización de funciones administrativas de su gobierno al mover a la SEP a Puebla.
Plumas Ibero
Por: Laura Angélica Bárcenas Pozos
A casi tres semanas de que el proceso electoral se llevó a cabo y de darse a conocer que Morena ganó aplastantemente, no sólo la Presidencia de la República, sino diputaciones, senadurías y varias presidencias municipales, López Obrador ha dado muestras de por dónde quiere llevar sus políticas públicas.
En el tema educativo, me han llamado la atención dos aspectos. El primero tiene que ver con la Reforma Educativa centrada en la evaluación docente, mientras que la segunda se refiere a movilizar algunas de las secretarías federales a otras entidades, por lo que AMLO ha señalado que la de Educación Pública (SEP) quedaría en Puebla; me imagino que esto es con la intención de descentralizar las funciones administrativas de su gobierno.

Pero veamos el primer punto. En días pasados en la Ibero Puebla comentábamos que, si AMLO ganaba las elecciones, seguramente la Reforma Educativa tendría cambios significativos. La mayoría de nosotros coincidía en que López Obrador no la eliminaría, pero sí se matizaría. Esto considerando que el actual gobierno había apostado por avanzar en este rubro con la Organización para la Cooperación y Desarrollo Económico (OCDE) y la postura de esta institución es, básicamente, capitalista y neoliberal.
En el tema no había excepción y, por eso, los parámetros para valorar los avances en el desarrollo educativo de los países están llenos de indicadores cuantitativos y de estándares muy altos, haciendo diferencias abismales entre los estudiantes que tienen acceso a una enseñanza de calidad de aquellos que apenas tienen alguna oferta en la formación de los estudiantes.

La evaluación que ha propuesto la OCDE para los alumnos, a través de la prueba PISA, ha dado muestras de las deficiencias de la educación en México.
En ese sentido, el organismo ha hecho recomendaciones para mejorar las condiciones de calidad de la educación, entre la que se encuentra evaluar a los docentes.
Como ya sabemos, esta tarea se le encomendó al Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación (INEE), que diseñó, aplicó, analizó y dio a conocer los resultados de la evaluación. Todos hemos visto los débiles resultados alcanzados por los docentes mexicanos, hemos vivido las consecuencias de esta valoración y de los efectos que ha traído.
Nos llama mucho la atención que después de que algunos docentes (en realidad pocos) han obtenido bajos resultados en la evaluación, los profesores empezaron a tener mucha preocupación por presentar el examen y, si son convocados, se dedican en cuerpo y alma a prepararlo, con la finalidad de salir bien, pero olvidando su tarea sustantiva: enseñar a sus alumnos.
He escuchado a muchos padres y a alumnos quejarse de que los maestros ponen a sus estudiantes a hacer cualquier cosa, mientras ellos se dedican a estudiar, repasar, practicar ejercicios que les den elementos para aprobar bien el examen. Todo esto porque los resultados de la evaluación no sólo está ligado a la permanencia de los docentes en el sistema educativo, sino para la promoción para mejores puestos de trabajo.
Tal vez por ello AMLO ha propuesto dejar a la OCDE y ampararse con la ONU, Unesco y el Banco Mundial para llevar a cabo la evaluación de la docencia, pues bajo lo propuesto en los acuerdos de Inchion (2015), se lleva a cabo una valoración para después hacer recomendaciones y retroalimentar la labor docente, con el objetivo de que los profesores tengan tiempo para formarse o mejorar sus condiciones de trabajo.

Creo que es una buena medida, ya que los profesores tendrán una base, elementos y tiempo para mejorar sus prácticas de enseñanza.
Sin embargo, me preocupa que se vuelvan prácticas opacas y oscuras, donde el docente se sabe tan protegido e intocable que hace el menor esfuerzo afectando, de igual manera, los procesos de aprendizaje de sus alumnos.
Así que constantemente me pregunto: ¿Cómo podemos hacerle para que el docente no tome su trabajo como una actividad burocrática?, es importante que se dé cuenta que tiene un papel protagónico en el desarrollo de este país.
El segundo punto se refiere a que la SEP federal se traslade a Puebla, para que desde la capital despachen todos los asuntos educativos del país.
Descentralizar me parece un acierto, pero, particularmente, los procesos de la SEP ya han sido descentralizados y ahora prácticamente cada entidad se hace cargo de su educación recibiendo apoyos federales.
¿Más descentralizado que esto? Es decir, desde hace algunos años se fue tomando la decisión de que cada gobierno estatal se hiciera cargo de las escuelas en sus dominios, se encargara del pago a los docentes, así como de los procesos de certificación y acreditación que las instituciones educativas llevan a cabo.
Al respecto leí una noticia donde el titular de la SEP estatal señalaba que Puebla no está lista para enfrentar la tarea que la secretaría federal desarrolla.
A mí me parece que deberíamos seguir el ejemplo de otros países en esta materia, antes de decir “no”.
