
La Quinta Columna
Por: Mario Alberto Mejía / @QuintaMam
En la famosa nouvelle de Stevenson —más platicada que leída—, el apacible doctor Jeckyll se convierte en el salvaje señor Hyde en un fenómeno que cabe en el concepto dualidad esquizofrénica.
(Algo así como los nuevos demócratas de MORENA que en el pasado reciente eran auténticos pillos antidemocráticos).
El activista Misraim Hernández es un hombre recto que lucha por los derechos humanos de los que menos tienen.
Digamos que es apacible y generoso cuando se trata de ayudar a alguien.
El problema empieza cuando en su entorno surge la violencia.
Entonces avienta a la basura la biografía de la Madre Teresa y se contagia de los malos modos.
Por sus venas corre la adrenalina que hacía que Jack el Estrangulador degollara a sus víctimas.
El señor Hyde y Misraim el Aprieta Cogotes tienen más en común que el doctor Jeckyll y Misraim el Activista.
A los primeros los une el fuego de la violencia.
A los segundos, la mansedumbre de una tarde lluviosa.
¿Cuál de los dos Misraim escribió las siguientes líneas en su muro de Facebook que lo hacen aparecer como una víctima y no como el victimario que es?
“Qué tal con la tía Tatis que me dijo que estaba enterada de la situación política electoral de Puebla y de las agresiones que también recibimos”.
(La tía Tatis es, por supuesto, Tatiana Clouthier: la coordinadora de campaña de López Obrador que sufrió bullying y violencia electoral por atreverse a ejercer el voto diferenciado. Como castigo por decir en una conferencia ante estudiantes que Miguel Barbosa era un mal candidato, la mandaron a elogiarlo públicamente en uno de los cierres de campaña del candidato perdedor).
Estoy seguro que el autor de las líneas citadas es Misraim el Aprieta Cogotes que se ha apoderado del espíritu teresiano de Misraim el Activista.
Borges, ya lo sabemos, tenía otro Borges que era el que recibía premios y daba conferencias mientras él escribía y estudiaba islandés.
Misraim, ahora vemos, es activista de día y aprieta cogotes de noche.
No vaya a ser que uno de estos días le apriete el pescuezo a una de las víctimas a las que defiende con tanto ahínco.
Por cierto: una fuente confiable me contó que Misraim fue socio de Nadia Navarro, la senadora electa panista, en el pasado reciente y que hasta militó en el partido que hoy tanto abomina.
¿Qué Misraim leerá esta columna?

