La Quinta Columna
Por: Mario Alberto Mejía / @QuintaMam

Gerardo Fernández Noroña, con su look de taxista en día inhábil —con todo respeto para los taxistas—, le pidió a Porfirio Muñoz Ledo que impidiera que el presidente Peña Nieto rindiera su sexto informe de gobierno en Palacio Nacional.

Irónico, peso completo de la política mexicana, le dio vuelta al diputado morenista y lo hizo quedarse quieto en su curul.

Dos días después, no sólo acudió al informe de Peña, sino que le aplaudió cuando lo presentaron y actuó de forma republicana junto a Martí Batres, su par en la Cámara de Senadores.

Nuestros porros poblanos de MORENA, es una pena, están más cerca de Fernández Noroña que de Muñoz Ledo y de Batres.

Estos últimos ya saben que ganaron las elecciones, y como tal se portan: serán jefes de las cámaras durante el primer año de sus legislaturas.

Actúan en consecuencia.

Los de MORENA en Puebla, nuestros porros, no saben todavía que ganaron y se dedican a vulnerar todo lo que tocan.

Desde su infinitivo sioux, gritan en las redes sociales.

Se desgañitan.

Manotean.

Creen —están convencidos— que así se debe hacer la Cuarta Transformación.

Muñoz Ledo y Batres no dudaron en acudir a Palacio Nacional, y participar, civilizadamente, del ritual republicano que baña a este país desde los tiempos de su amado Benito Juárez.

Y aún antes.

No irrumpieron como caballos en Palacio Nacional.

No fueron vestidos como taxistas en su día inhábil.

Se metieron en sus trajes nuevos, se colgaron sus corbatas finísimas y se calzaron sus zapatos italianos.

Entraron, pues, y saludaron a todos: abrazaron a algunos y bromearon con otros.

Saludaron al presidente y le aplaudieron.

Escucharon el informe sin cartulinas en las manos.

Participaron, faltaba más, del último ritual político de la era priista.

¿Es eso malo?

¿Se rebajó su imagen?

¿Empezó a cuartearse la Cuarta Transformación?

¿Se devaluó el logo de MORENA?

¿Fue dañada la imagen de López Obrador?

Nada de eso.

Al contrario.

Los ganadores de las elecciones de 1 de julio mostraron que el cambio y la transición al nuevo régimen también tiene que ver con la civilidad.

Sólo los porros de MORENA en Puebla, nuestros porros, van a contracorriente de lo que quiere López Obrador.

Él fue el primero en respetar las reglas al reunirse con Peña Nieto guardando las formas.

Así se ha conducido y así quiere que se conduzcan sus diputados y senadores.

Sólo los porros de MORENA, nuestros porritos, no se han enterado de lo que tanto pregonan: que México ya cambió.

Qué se le va a hacer: los Muñoz Ledo y los Batres sí fueron a la Universidad, sí leen, sí escriben, sí saben polemizar.

Los nuestros, nuestros porros, son brutalmente analfabetos y confunden la polémica con el grito incendiario.

No debaten, rebuznan.

Qué le vamos a hacer.

Es lo que hay.

Es lo que nos toca.

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