Mesa Cuadrada 
Por: Gabriel Reyes Cardoso 

Muchos nos preguntamos cuántas veces tendrán que contarse los votos para que los de MORENA acepten y acaten.

Muchos nos contestamos: Nunca aceptarán, menos acatarán.

Y es que es defecto original de las “izquierdas”. Hay democracia cuando ganan, cuando pierden es fraude.

Nada nuevo hay en la lucha postelectoral de este año en el estado de Puebla. Al contrario, es la reedición de etapas que algunos pensábamos estaban superadas.

Por años, la oposición al PRI anticipaba las elecciones con expresiones de que se preparaba el fraude electoral que, por supuesto, ratificaba apenas pasaban las elecciones.

Todos los partidos utilizaron esta estrategia para descalificar los procesos y luego negociar, hasta que el mismo PRI también se unió a la lucha contra el fraude y todos los partidos le dijeron que así no se valía y dejaron de utilizar ese argumento.

Es cierto que todo proceso electoral permite pensar y suponer todo. Pero solo eso lo permite, no siempre lo justifica, menos lo valida.

La decisión de la autoridad electoral de volver a contar “VOTO POR VOTO, CASILLA POR CASILLA” y darle vida a esa frase tan famosa de la izquierda perredista, hace historia también como dicen los de MORENA. Es la primera vez que se ejecuta en este estado y en el país.

Y además establece precedente para volverse a repetir cada vez que exista, justificada o no, la duda y se promueva acción en contra de los resultados obtenidos.

Eso es lo importante, con este nuevo conteo, realizado por el máximo tribunal electoral en este país se abre otra etapa en la historia electoral. Sin embargo, lo mejor es que nunca exista esa duda sobre la votación realizada. Pero la verdad siempre la habrá, el que pierde pretende justificarse ante sus electores, el que gana siempre la rechazará, para justificar su triunfo.

Y los resultados de ese reconteo oficial, testimoniado por militantes de los dos partidos en pugna, hablan más que cualquier teoría política y explican mejor posturas artificiales y estrategias perversamente calculadas.

No habrá, moralmente hablando, argumento que pueda echar atrás la validez de este ejercicio inédito. No podrán trascender los registros históricos, argumentos en pro y contra, porque siempre terminaran validando el ejercicio.

Más allá de los resultados, lo importante para los electores es el ejercicio. Como método, da certidumbre y regresa confianza. Como proceso dirime y arbitra mejor cualquier controversia fundada, cualquier razón jurídica que se utilice. Como experiencia reabre la inteligencia de un sistema electoral en auto aprendizaje permanente.

MARTHA ERIKA ALONSO es desde el primer domingo de julio gobernadora de los poblanos y será a partir de esta semana autoridad legítima, porque con tantas dudas artificialmente construidas, pero prudentemente atendidas, se le ha reconocido autoridad moral.

Es cierto, su gobierno en los primeros tres años estará siempre pendiendo del voluntarismo de la nueva mayoría de diputados poblanos que tienen, ahora más que nunca, la obligación de construir su propia autoridad moral, lejos del espíritu de venganza que les caracteriza estos días y de una soberbia en la que refugian su inexperiencia, confundiendo las mayorías recibidas en pase de impunidad para cualquier acto legislativo que se les antoje.

En los segundos tres años, la historia será diferente. Los diputados habrán de malgastar las mayorías recibidas y desgastar su capital político y los electores buscarán otras vías para desahogar su odio. Ese odio que hoy les dio mayoría a quienes pronto serán rechazados con razones suficientes.

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