La Entrega
Por: Adrián Ruíz / [email protected]
La inconformidad de Luis Miguel Barbosa e integrantes de Morena por la derrota en las urnas para elegir al próximo gobernador (a) de Puebla ha generado un clima de desconcierto y rechazo entre los poblanos.
A pesar de ello, el ex perredista insiste en el fraude electoral. Acaso no se percata que los votos conseguidos el 1 de julio pasado fueron producto del oleaje AMLO y la marca Morena.
Sin esos dos factores, el oriundo de Zinacatepec es un huésped más del limbo político. En Puebla, además de ser un desconocido, pocos se identifican con quien tiene como principal cualidad la prepotencia y su mejor atributo: la traición.
Las dos partes involucradas en la pugna por la gubernatura asumen sus posiciones. Mientras Barbosa y compañía aseguran que cuentan con los elementos legales para conseguir la anulación de la votación, en el otro frente el grupo de colaboradores de Martha Erika Alonso afirma que el triunfo logrado en las urnas será ratificado por las autoridades.
Tan seguros están, que Francisco Rodríguez Álvarez, coordinador de campaña de Martha Erika Alonso, empezó la etapa de invitación a gente con experiencia en la administración pública para formar parte del equipo.
La seguridad de Rodríguez Álvarez le alcanza para extender las invitaciones con el distintivo que en su futuro se encuentra la Secretaría de Gobernación o la de Infraestructura.
En la parte contraria, los cuadros y grupos ¿cuáles? de Alejandro Armenta, Fernando Manzanilla y Biestro los pondrán a disposición del malogrado Luis Miguel Barbosa.
Existen varios inconvenientes para que Barbosa alcance su objetivo. El principal, por supuesto, aportar las pruebas de las irregularidades que, según él hubo, en la elección para que el TEPJF revoque el resultado comprobado hace unos días en el recuento.
Otro factor a tener en cuenta es el costo político que podría abonarse al inicio de la administración de AMLO. Mismo que podría marcar su gobierno en los próximos seis años.
Un capricho del oportunista Barbosa puede tener un alto costo para quien tiene prioridades para el país.
¿Se arriesgará AMLO por quien resta y nada suma?
