Diario de Viaje 
Por: Pablo Íñigo Argüelles / @piaa11 

-¿Qué es lo primero que les viene a la mente cuando digo la palabra Bronx?-, les pregunté hace poco a mis alumnos. Violencia. Incendios. Delincuencia. Vandalismo. Crimen.

Las anteriores fueron tan solo algunas de las respuestas. No encontré, de entre todas las que me dieron, una sola que tuviera que ver con algo positivo en relación a este barrio neoyorquino. Nada. Ni con la Salsa, ni con la herencia Italiana, ni con la agricultura. Me hubiera gustado que aunque fuera por error, mencionaran a los Yankees.

El Bronx, hasta la fecha, tiene fama y desgraciadamente uno no muy buena, ya que ha cargado por más de medio siglo con un estigma que lo ha hecho ser percibido como uno de los lugares más temidos del mundo.

¿Pero alguna vez nos hemos preguntado por qué el Bronx acabó siendo entendido como un lugar tan peligroso?

Es terrible, pero casi nunca nos preguntamos las causas de nada. Adoramos el comentario, la crítica, nos encanta seguir las costumbres de llamar a tal o cual lugar el temido ‘barrio bravo’, pero pocas veces nos detenemos a preguntarnos por qué los lugares son conocidos de esta otra manera. ¿En qué hemos aportado nosotros? ¿Cómo es que acabó siendo así?

Pues la mala suerte del Bronx comenzó con un hombre: Robert Moses. Una institución neoyorquina, una figura intocable del siglo XX; una personalidad que, desde principios del siglo tuvo una relación magnifica con los alcaldes de la ciudad -los hacía como quería- y un hombre adusto quien siempre hizo lo que se le vino en gana. Nunca le pidió permiso a nadie de nada.

Solo para que se hagan una idea, en algún momento de su eterna administración llegó a tener más poder que el mismísimo gobernador, y por increíble que fuera, el cargo más alto que ostentó durante su vida fue el de Comisionado de Parques de la Ciudad de Nueva York.

Este hombre, modesto pero a la vez imponente y quien jamás supo cómo conducir un coche, tuvo en su poder la movilidad de la ciudad y de sus cinco barrios. Gracias a Moses, hoy Nueva York tiene tantas carreteras, puentes, túneles y a él le agradecemos también que durante tanto tiempo se le diera prioridad al automóvil.

Alumno de Le Corbusier, Moses estaba completamente convencido de que Nueva York debía tener un modelo funcional, y que el ciudadano prácticamente debía moverse del punto A al punto B solamente en coche.

Fue por eso que en 1949, Moses tomó la decisión de atravesar el Bronx con una carretera que pudiera unir a dicho barrio con el norte del estado y con el resto de la ciudad, so pretexto de que una urbe sin tráfico, es un pueblo fantasma. Esto trajo consecuencias: primero, la del desalojo de miles de vecinos que durante años y algunas generaciones se habían dedicado a construir una comunidad sólida. Vecinos que, por cierto, solo tuvieron noventa días para desalojar. Segundo, gracias al éxodo masivo de los habitantes del Bronx a los suburbios, hubo una gran baja en la población del barrio, lo que ocasionó una ruptura en la economía y en el sentido de comunidad.

Imaginen tan solo el gran impacto cultural, económico y social que tendría atravesar, por ejemplo, Cholula con una gran carretera so pena del progreso y la movilidad.

Por si fuera poco, Moses promovió la llegada de los Projects al Bronx, inmensos desarrollos habitacionales más parecidos a cubos eternos, oscuros y que muy poco incentivaban las relaciones vecinales. Al contrario, sus lúgubres pasillos y cubos de escaleras, eran nidos de dealers y escondite perfecto para los delincuentes.

Treinta años después, cuando en la década de los setenta el Bronx se estaba quemando y la violencia y las revueltas sociales se adueñaron de las calles, ni la gente ni la prensa se explicaba por qué el barrio había terminado de esa forma. No se acordaban que tan solo treinta años antes, Robert Moses había mutilado el Bronx. Los efectos aparecieron años después.

            ***

Estoy seguro que lo que está pasando en Puebla no es algo nuevo. Esto que estamos viviendo en Puebla lleva mucho tiempo gestando en otra parte, muy lejos, muy cerca, dentro de nosotros. Hoy vivimos acechados, hoy, vivimos con miedo.  Hace diez años temíamos la llegada del día en que no pudiéramos tomar un café tranquilamente al pie de calle. Ese día ha llegado. Hoy vivimos nerviosos, la gran ola nos ha alcanzado. La ciudad perfecta que creemos tener, quizá no lo es tanto. Habrá que preguntarnos, ¿qué estábamos haciendo hace diez, veinte o treinta años?.

Por cierto, ¿a ustedes qué es lo primero que les viene a la mente cuando digo la palabra Puebla?

***

P.S.

 Pensé que A Star is Born era una pésima película; luego supe que el director era Bradley Cooper y me pareció fantástica.

 

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