Bitácora
Por: Pascal Beltrán del Río / @beltrandelrio 

Por su trabajo de promoción de las ciudades inteligentes y su papel de representante en México de Fira Barcelona, Manuel Redondo viaja frecuentemente de un lado a otro del mundo.

Acababa de estar en Europa y Sudamérica cuando nos vimos, ayer, en la cabina de Imagen Radio.

Abrió su sección semanal hablando de la discusión sobre el nuevo aeropuerto.

“A donde quiera que viajo, la gente no entiende qué está pasando. ¿Por qué México querrá tomar una decisión de la que después se puede arrepentir?”.

Sus interlocutores, me dijo Redondo, han comparado la consulta que comienza hoy con el referéndum que se realizó en junio de 2016 en el Reino Unido para decidir la permanencia del país en la Unión Europea.

“Hoy, muchos británicos están arrepentidos de haber votado como votaron y están buscando la manera de revertir la decisión”, explicó.

Pues sí. El llamado Brexit se promovió ante el electorado como una panacea y hoy muchos están dudando que les hayan dicho la verdad o están viendo las complicaciones que creó la decisión.

Para quienes dudan que “el pueblo” se equivoca, el Brexit es un poderoso mentís. Los votantes pueden ser manipulados para tomar decisiones que no les convienen. Decisiones que en realidad acaban sirviendo a quienes las impulsan.

Pasado el referéndum, se multiplicaron las consultas en Google para saber qué se había votado.

Por supuesto, la consulta sobre el aeropuerto se distingue en muchas cosas del referéndum británico de 2016. Para comenzar, éste se basó en el voto universal. Incluso fue permitido que ciudadanos de otros países que viven en el Reino Unido (malteses, chipriotas e irlandeses) participaran en él.

En el caso de la consulta, se imprimió un millón de boletas y se instalarán poco más de mil mesas de votación. Incluso si se acabaran todas las boletas, sólo habrá votado poco más del 1% del padrón electoral. En el referéndum británico votó 72%.

Otra diferencia es que el referéndum era vinculante. Y aunque los organizadores de la consulta digan que se hará lo que decida la mayoría de los participantes, no existe obligación legal ni da derecho ese ejercicio a anular contratos existentes.

Sin embargo, el principio es el mismo: la democracia directa. A ésta se le presenta como una forma más pura de democracia que la representativa.

El Brexit, como la consulta, se originó en una campaña electoral. Con tal de que ganara su partido las elecciones generales de 2015, el primer ministro conservador David Cameron prometió realizar un referéndum sobre la permanencia en la UE.

En su campaña, el hoy presidente electo Andrés Manuel López Obrador convirtió al aeropuerto en el símbolo de la corrupción que dice combatir.

Primero anunció que, de ganar los comicios, cancelaría el proyecto de aeropuerto por considerarlo un desperdicio de recursos públicos.

“Vamos a construir dos pistas en la base aérea militar de Santa Lucía para resolver el problema de la saturación del actual aeropuerto de la Ciudad de México. Dicho de otra forma, se suspenderá la construcción del nuevo aeropuerto en el Lago de Texcoco y, con ello, ahorraremos más de 200 mil millones de pesos”, afirmó, en el primer acto de su campaña formal, en Ciudad Juárez.

De ahí pasó a proponer una mesa técnica para comparar los dos proyectos; luego, ofreció que el de Texcoco podría seguir adelante a cambio de que se concesionara a privados y, finalmente, aterrizó en la idea de la consulta.

“A partir del 1 de julio, de que ganemos, vamos a convocar a la consulta para el caso del aeropuerto”, dijo el entonces candidato en Ciudad Victoria el 22 de junio, nueve días antes de los comicios.

Y así llegamos al día de hoy. Este jueves, se abrirán los centros de votación a las 8 de la mañana y se cerrarán a las 6 de la tarde. Lo mismo sucederá los siguientes tres días, a menos de que se terminen las boletas (habrá unas 900 en cada mesa).

A decir de los organizadores, cada día se contarán los votos depositados durante la jornada. El domingo, se darán los resultados finales hacia las 8 de la noche y sabremos si el próximo gobierno permitirá que siga la obra en Texcoco o si se irán a la basura 200 mil millones de pesos, de acuerdo con un cálculo reciente, elaborado por analistas de BBVA Bancomer.

Y así como mucha gente fuera del Reino Unido se rascaba la cabeza tratando de explicar por qué la mayoría había votado por el Brexit, mucha gente fuera de México probablemente haga lo mismo si la mayoría de ese 1% de los ciudadanos que participará en la consulta decide cambiar un aeropuerto con 30% de avance por un concepto llamado Santa Lucía.

Y más lo harán si, después de la consulta, el resto de los ciudadanos se queda cruzado de brazos.

 

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