Diario de Viaje 
Por: Pablo Íñigo Argüelles / @piaa11 

Alguien se ha hecho una cuenta para ir actualizando a sus seguidores exclusivamente sobre su progreso en el gimnasio y la tonalidad de sus músculos; alguien fue a una boda ayer y solo veo luces de bengala adornando el baile nupcial y poses fatídicas que indican que todo acabó en pisotones y mucho alcohol; alguien ha ido a un Halloween y se ha disfrazado de microondas, por lo que la trama se mantiene en decenas de personas metiendo celulares y otros objetos personales por la portezuela en la que reside su cabeza; Docker’s me anuncia que hoy puedo ir a su tienda y comprar cinco pantalones por el precio de tres; alguien ha hecho tres videos de su perro cojo durmiendo junto a la ventana; otros más han ido a una cervecería local y han estado todo el día empapándose del proceso de elaboración de la cerveza artesanal; alguien se anuncia como el Relaciones Públicas de un antro y ofrece respetar una entrada personal gratis a una fiesta de disfraces si uno logra ir acompañado por dos amigas vestidas de enfermeras; alguien se ha ido a Cancún, lo conozco, sé que se fue hace tres meses pero sigue anunciándolo como si hoy mismo estuviera ahí; de alguien fue el cumpleaños ayer y presume un pastel con tintes de ficticio y una vela triste que lo adorna, las fotos con los que asistieron dejan ver que entre todos circunda una incomodidad contagiosa; más publicidad: ahora por alguna razón me aparecen fundas para celular con brillantes de Hello Kitty, la ignoro; alguien ha hecho crepas para desayunar y deja saber con falsa modestia que nunca lo había hecho pero está orgulloso por el simple hecho de prender la estufa; alguien ha ido a depilarse las piernas y lo ha anunciado con videos de la sesión en la que una señorita con tapabocas hace su trabajo con la vergüenza de saber que la están grabando; alguien ha logrado terminar el maratón y las fotos de su número y de su medalla y frases como no pain no gain, son la constante; un influencer nos cuenta que ya es de rutina para él asistir al Gran Premio de México; un aspirante a instagramer agradece por medio de una etiqueta virtual a una marca cien por ciento mexicana de manos artesanales por patrocinarle unos tenis a-la-huichol.

 

De pronto aparezco yo.

 

Es suficiente. He recorrido todas las stories que Instagram me ofrece y de algún modo he completado el loop algorítmico, como premio -¿o venganza?- me he encontrado a mi mismo en una esquina virtual y verme ha sido igual de repugnante que escuchar mi voz grabada por primera vez.

Cierro la aplicación y bloqueo el teléfono.

Había elegido escuchar a Gordon Lightfoot en mi Spotify y por estar absorto viendo historias no me he dado cuenta que la selección aleatoria terminó por ofrecerme bossa nova. Ahora llevo veinte minutos escuchando algo que no quiero -o que todavía no sé que quiero-

Entonces desbloqueo el teléfono de nuevo con la intención de escoger algo que se acerque más al folk de los sesenta que prefiero los domingos por la mañana pero se entromete una notificación. Es un like en una foto de Facebook. La bossa nova sigue. Sin darme cuenta ya estoy haciendo scroll en las noticias de la página principal:

Un insomne, fotos de un viaje a Tepoztlán, una relación ha terminado y otra más comenzó el viernes con rosas y una cena de por medio. Alguien está próximo a publicar su primer libro de poemas, otro más presume su voto contra la construcción del aeropuerto de Texcoco.

Una llamada interrumpe mi ocio y la música. Es M, que me habla para preguntar si hoy comemos. Nos enredamos en una conversación de unos minutos en la que acabamos hablando sobre la batería de su computadora que ya no sirve y no la deja trabajar. Se termina a cada rato. Va a haber que ir a cambiarla. Colgamos.

La bossa nova se reanuda, la llamada de M desaparece de la pantalla y Facebook reaparece. Sigo inmerso.

Sigo bajando en el enredo de publicaciones, pretensiones y posturas políticas. Se mete un anuncio. Esta vez no es de Docker’s, sino una tienda en línea de repuestos para computadoras:

 

“Baterías originales Apple a mitad de precio

 

Bloqueo el teléfono. Salgo a la calle y después de un rato me descubro tarareando Aguas de Março.

 

*** 

PS 

Ya empezó la temporada de #LunasDeOctubre en Instagram.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *