Las Serpientes
Por: Ricardo Morales Sánchez / @riva_leo
A ver, precisamente en este mismo espacio, hablábamos del poder absoluto del cual goza Andrés Manuel López Obrador, sin oposición y sin alguien que se atreva a cuestionar o contradecir lo dicho por el presidente electo.
Una muestra del poder absoluto del cual goza el Ejecutivo es el presupuesto para 2019, con el cual se castiga o se premia a los enemigos y a los amigos, pero lo más peligroso, se prepara un proyecto, netamente político, encaminado a fortalecer a la base de leales a Morena, partido que pretende perpetuarse en el poder.
Ya el pasado lunes lo explicaba de manera genial el periodista Raymundo Riva Palacio. El presupuesto para el próximo año es una clara violación al pacto federal, ya que centraliza la entrega de recursos en manos de los 32 operadores electorales, llamados “coordinadores generales” (virreyes), quienes concentran la mayor parte de los recursos y los distribuirán a los leales al régimen.
La situación es muy sencilla, el presupuesto tiene un alto contenido político-electoral, en donde López Obrador y Morena llevan todas las de ganar con los programas sociales manejados por los promotores del presidente, el cual ha conformado la estructura electoral más grande de todos los tiempos.
Pagada con el dinero de los mexicanos, la estructura se disfraza de apoyo a los que menos tienen, contará con al menos 12 programas que sólo tienen comparación con lo que en algún momento realizó Carlos Salinas de Gortari, a través de su programa estrella Solidaridad.
Así lo explica Raymundo Riva Palacio: “De los 12 programas sociales bandera, algunos ampliamente conocidos como el programa de la pensión aumentada para los adultos mayores y el programa de empleo para jóvenes, pero también agrícolas, forestales y educativos, que incluirá la construcción de cien universidades en las zonas marginadas del país, así como otros de empleo de mano de obra intensiva para la construcción del Tren Maya y de la refinería en Dos Bocas, Tabasco, para la que tiene presupuestado 50 mil millones de pesos.
“Los programas sociales recibirán de 300 mil a 324 mil millones de pesos anuales, entre 25 y 27 mil millones cada mes, según el borrador del presupuesto, con lo cual casi incrementará en 400 por ciento el presupuesto anual de Prospera, el principal programa social del gobierno federal, que asciende a 82 mil millones de pesos. El dinero que entregará López Obrador será mediante transferencias electrónicas, lo que hará impoluto ese programa social en términos de política pública, pero sobre todo, será un recurso que al no tener intermediario alguno, como es Prospera y los programas sociales que lo precedieron, no habrá ningún desvío”. Hasta aquí la larga, pero necesaria cita de Riva Palacio para entender lo que se viene.
En resumen, lo que el tabasqueño prepara es una base social, como nunca se ha visto en la historia de este país, que le permita ir a una consulta popular, tal cual como ocurrió en el caso del Nuevo Aeropuerto Internacional de México, la cual le permita quedarse, al menos, otros seis años más en el poder y si se puede, perpetuarse.
Antes, en 2021, como lo adelantó el periodista Arturo Rueda, López Obrador estará de nueva cuenta en las boletas para apoyar a sus candidatos en las elecciones intermedias, bajo el pretexto de una nueva consulta para que se evalúe si permanece o no en el cargo, así o más descarados.
¿Quién se va a oponer a esto? Nadie, absolutamente nadie. Los gobernadores serán meras figuras decorativas, administradores pues, los cuales serán responsables de todos los problemas que ocurran en sus respectivas entidades, pero todo lo bueno lo hará el gobierno federal y Morena.
A López Obrador el pueblo de México le entregó, literal, un cheque en blanco el pasado domingo 1 de julio y él sabiamente lo va explotar electoralmente hablando, como nadie lo hizo en la historia de este país.
Con una oposición desarticulada, con empresarios temerosos, con un Poder Judicial sometido y un Legislativo a modo, una prensa desacreditada y golpeada por el propio presidente de la República, créanme, lo que se avecina, no puede ser más desalentador.
México se acerca cada vez más a convertirse en una dictadura, y si no, al tiempo.

