Lector Curioso
Por: Rebecca Alcaide / @rebeccaalcaide
Solo la educación puede salvar un país del retroceso y de las infamias sociales, políticas y económicas.
A través de la educación integral se pueden generar personas pensantes, resolutivas, con autonomía para la toma decisiones que permitan un crecimiento exponencial en la sociedad.
La escuela juega un papel fundamental para el cambio social, porque en la escuela se puede dar paso al descubrimiento de diversos paradigmas que han construido el ciclo de la historia. Ello permite la construcción de personas analíticas y dispuestas a desafiar el orden de lo establecido, se generan propuestas que a la postre se podrán aplicar mediante un catálogo de acciones sustanciales que den paso a un desarrollo autopoiético que permita empapar cada una de las esferas que convergen en la realidad.
Actualmente la educación se enfrenta a una dicotomía entre la teoría y la praxis; asumir que una debe prevalecer sobre otra, sería un gran peligro, porque como lo señaló en alguna ocasión el filósofo Karl Jasperesz, quien soy y a donde pertenezco, lo aprendí por primera vez del espejo de la historia. Es necesario entender que la teoría esta íntimamente ligada con la historia y romper con la historia es negar el proceso de la evolución del hombre en el mundo; quien controla la historia y el modo de como esta se escribe tiene el control sobre el pasado, y quien controla el pasado gobierna el presente.
Sin embrago, toda historia teórica debe ser abordada con un sentido de lugar, es decir, aplicar el conocimiento en nuestra comunidad próxima de manera continua, con sus normas y debido proceso. Entonces, solo así podemos recorrer al mundo sin pasaporte, y trascender.
Las grandes naciones que han logrado trascender ha sido por los dirigentes altamente comprometidos con la educación, marcando una brecha diferencial entre la teoría -palabras-, las acciones -que da vida a las palabras; haciendo arte con estos elementos.
Para que la educación impacte en el progreso de un país es indispensable emanciparnos de las teorías eurocentristas y androcentristas cuyo contexto social, político y económico es distante del nuestro, lo que los vuelve en modelos obsoletos a nuestra realidad, de acuerdo a la teoría de los entornos.
Podemos asumir que el compromiso debe ser tripartita, para lo que se requieren perfiles aptos para representar a las instituciones públicas, privadas y una ciudadanía responsable para hacer valer y ejercitar estos cambios.
Pues, para nadie es una mentira que en los últimos años hemos tenido representantes de los tres poderes en los tres ordenes de gobierno, con graves deficiencias tanto técnicas como académicas, que van desde no saberse expresar bien -de manera oral y escrita- así como de falta de perfiles acorde a los puestos que ostenta, donde quizás cubran con los títulos académicos que les solicita dicho cargo, pero en muchos casos solo hicieron acto de presencia porque jamás fueron capaces de cumplir de manera ética con el compromiso de estudiar, hecho que es evidente a simple vista- por eso; debemos apostar a una calidad acorde a las demandas de esta posmodernidad.
Insisto, que no atender el tema educativo como prioritario, solo se acentuará el desarrollo de la sociedad urbana, pues la cultura no es nómada y no dejará restos significativos y perdurables.
