La Quinta Columna
Por: Mario Alberto Mejía / @QuintaMam

Cuando uno pensaba que había visto todo, aparecen personajes que uno creía  inteligentes diciendo babosadas.

Esto tiene que ver con el tan polémico Caso Taibo 2.

Hay voces que claman en las redes que el escritor mexicano que mejor vende en el mundo de los libros sea echado del Olimpo por el delito de bailar el chachachá con frases consideradas obscenas.

(Qué moralistas nos salieron nuestros seudointelectuales).

Ora resulta que personajes que no han leído un solo libro en su vida —como la oportunista senadora y locutora Lily Téllez— se sienten profundamente agraviados por Paco Ignacio Taibo.

Otros más, que han leído prácticamente todo, andan juntando firmas para que las mujeres ofendidas salgan a la calle a exigir que a Taibo lo quemen en leña verde como lo hicieron en su momento con Marcelino Perelló.

(Nada que ver un caso con el otro. Lo de Taibo fue una expresión muy mexicana dicha en el contexto de la presentación de un libro, en tanto que el ex líder del 68 escupió una aberración brutal en los micrófonos de Radio UNAM).

Otros personajes —muy limitados— andan pegando fragmentos de escritos de Cossío Villegas y Orfila en sus muros de Facebook para evidenciar que el “Se las metimos doblada, camaradas” carece de profundidad o talento literario.

Toda esta fauna intelectual pretende que Paco Ignacio Taibo no se convierta en director general del Fondo de Cultura Económica, lo que generaría un duro golpe a esa institución tan maltratada por personajes como José Carreño Carlón, quien la usó como caja chica para promover a un precandidato del PRI a la Presidencia de México.

Taibo es un gran escritor doblado de historiador.

(Ofrezco disculpas al hipócrita lector y a las buenas conciencias por usar el término “doblado” en la frase anterior. No vaya a ser).

Es, además, un promotor de la lectura en un país sin lectores.

No debemos permitir que las buenas conciencia provincianas —muy rancias, demasiado solemnes— acaben con un proyecto que podría cambiar para siempre el rumbo de la lectura en este país de analfabetos funcionales.

El músculo duerme, la ambición trabaja, diría el tango.

 

 

El Interés Político del Ciudadano Puro

 

Sergio Mastretta fue un gran cronista periodístico durante varios años.

Un error lamentable, imperdonable, lo quitó la credibilidad.

Y es que dio como ganador a Daniel Ortega frente a Violeta Chamorro en las elecciones nicaragüenses del 25 de febrero de 1990.

Enviado a Managua por el diario Cambio, dirigido entonces por el periodista Fernando Crisanto, Sergio mandó una nota con ese error brutal, pues quien terminó ganando fue la señora Chamorro.

La pifia periodística lo retiró prácticamente de la prensa escrita y terminó refugiándose en un micrófono de La Radiante, cuya concesión radiofónica se forjó  en la cocina del salinismo.

Ahí encabezó las más diversas causas.

Con Bartlett, fue bartlista.

Con Melquiades Morales, apoyó y asesoró a Concho Colotla.

Con Gabriel Hinojosa, se graduó como sensei de la política municipal.

Luego de que el Grupo le vendió La Radiante a Grupo Imagen, nuestro personaje guardó un elocuente bajo perfil, mismo que acaba de romper.

Y es que acudió como primero interesado ante los tribunales para pedir la anulación de la elección poblana.

Pero los magistrados detectaron algo:

Que carecía de interés jurídico por sus ligas con Miguel Barbosa.

El caso es que el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación le aplicó la “Taibina”.

(Dícese de la persona o institución a la que es factible metérsela doblada).

Mastretta, pues, tenía un interés político y por eso acudió a los tribunales.

Hoy, como Hinojosa (su asesor), se tira al paso al grito de “En México no hay justicia”.

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