José Juan Espinosa Torres mantuvo la confrontación con la gobernadora Martha Erika Alonso Hidalgo en la sesión solemne, pese a sostener que había condiciones para que ella estuviera ahí, en el salón de plenos del Congreso del Estado.
Por: Osvaldo Valencia
Fue la fiesta que toda la Cuarta Transformación poblana quiso tener. Fue el triunfo que toda la izquierda quiso celebrar: hacerse del Poder Ejecutivo estatal por seis años o, por lo menos, de forma interina, en espera de una elección extraordinaria.
Pero hoy la Cuarta Transformación de Puebla sufrió los estragos de la polarización política que provocó desde el arranque de la LX Legislatura, donde ellos son la mayoría.
Enquistado en la silla de la Mesa Directiva del Congreso estuvo un José Juan Espinosa Torres que mantuvo la confrontación con la gobernadora Martha Erika Alonso Hidalgo, pese a sostener que había condiciones para que ella esté ahí, en el Pleno.
Desde el inicio de la sesión solemne de la rendición de protesta, José Juan Espinosa se encargó de ser el primero en llamar a la gobernadora “Martha Erika Alonso de Moreno Valle”, con la esperanza de que una mujer con un gesto de enojo contenido entrara por el pasillo central del Salón de Plenos del Congreso.
Martha Erika Alonso de Moreno Valle fue el llamado que quiso que resonara en el recinto que controla, para que llegara al Auditorio de la Reforma e invocara a la gobernadora para que compareciera ante ellos a rendir protesta ante un recinto colmado de morenistas.
Pero el llamado del presidente de la Mesa Directiva del Congreso, que incluso la Cuarta Transformación ignoró, el “Martha Erika Alonso de Moreno Valle” solamente salió de su boca sin encontrar eco ni en sus compañeros de bancada ni en los invitados de la coalición Juntos Haremos Historia.
En cambio, recibió como respuesta un voto de confianza –de los diferentes partidos asistentes a la sesión– para la gobernadora postulada por la coalición Por Puebla al Frente.
Desde la Mesa Directiva, Espinosa Torres vio cómo el coordinador de Encuentro Social pidió un acuerdo a Martha Erika Alonso para trabajar de forma coordinada los poderes Legislativo y Ejecutivo; como su compañera de bancada, María del Carmen Cabrera Camacho, llamó a la gobernadora a tener un “trabajo de unidad y reconciliación” con el Congreso; en representación de Morena, la diputada Vianey García Romero exhortó a la panista a atender con una estrategia efectiva los feminicidios, el huachicoleo, respetar la libertad de expresión y la igualdad de género.
Todos ellos no llamaron a “Martha Erika Alonso de Moreno Valle”, sino a Martha Erika Alonso Hidalgo, la gobernadora constitucional de Puebla.
La falta de sincronía y coordinación en la coalición Juntos Haremos Historia se hizo más notoria con el fallo del Tribunal Electoral federal y la ratificación de Alonso Hidalgo como mandataria estatal.
Los líderes del Congreso, José Juan Espinosa y Gabriel Biestro Medinilla agotaron hasta el extremo la insistencia de que la gobernadora se presentara ante la Legislatura a rendir protesta, al igual que el discurso dado sobre la supuesta ilegitimidad del acto realizado la noche del 14 de diciembre ante el Pleno del Tribunal Superior de Justicia.
“Carece de total legalidad esa toma de protesta porque las condiciones existen”, replicaba el presidente de la Junta de Gobierno del Congreso a unos minutos de iniciar el acto protocolario.
Su postura sólo sería secundada por su aliado José Juan, quien señaló que desconocerían al gabinete de Alonso Hidalgo hasta que rindieran protesta frente a su mayoría legislativa. Ambos mandaron señales de entorpecer el trabajo de –y con– la gobernadora en temas de creación de secretarías y aprobación del presupuesto de Egresos.



