Plumas Ibero
Por: Itzel Q. Echeverría Romero
La universidad cuenta con una filosofía promotora de proyectos que impacten en el desarrollo social.
En nuestra sociedad existen procesos colectivos de solidaridad mutua y desarrollo comunitario, en el que los sujetos establecen una relación muy diferente a lo que se observa regular y comúnmente y se alientan procesos en el que la participación de los sujetos es intencionada, activa y consciente.
Estos actores diversos, emprenden formas novedosas de participación social, conviven y coexisten en sus capacidades individuales y colectivas bajo un patrón de conducta social que transversaliza todas sus acciones: la organización; es decir, son verdaderas comunidades de aprendizaje social, que intercambian saberes, experiencias y recrean sus motivaciones, para lograr los objetivos que consensa la propia comunidad.
De esta manera, se facilita la posibilidad de construcción de proyectos para mejorar las condiciones de salud, infraestructura, educación, medio ambiente y seguridad. La universidad Ibero debe ir en busca de este tipo de poblaciones en el que los actores participan para que se implementen este tipo de proyectos y así poder incidir con relevancia y positivamente en el desarrollo integral de la población.
Una experiencia reciente es la que se vio reflejada en la colonia Miravalle, de Iztapalapa, Ciudad de México, en donde se tuvo la oportunidad de desarrollar un proyecto integrador conocido como ASE III. En su diagnóstico se identificó que hay un compromiso colectivo de manera consciente, pues esta colonia está organizada por medio de asambleas que procuran problemas prioritarios promoviendo así la consolidación y participación por parte de los ciudadanos y de las instituciones para poder desarrollar mejores condiciones de vida.
La diferencia entre la colonia Miravalle y otras poblaciones es que las actividades de impacto social y ambiental se concretan paulatinamente en la cotidianidad, dado que los protagonistas son educados desde el hogar, la escuela y la propia convivencia social; por ejemplo, acciones como separar de la basura, servicio social a la comunidad o la atención al comedor escolar, entre otras.
Como nutrióloga, veo la posibilidad de mejoría en el área de la salud, para que los índices de sobrepeso, obesidad e incluso desnutrición, disminuyan con acciones y participación de los ciudadanos que se involucran en la intención de cambiar los hábitos de alimentación.
La autora Rodríguez Serrano (2015) comenta que para una participación ciudadana democrática se debe considerar que deben de existir cuatro condiciones: el respeto a las garantías individuales, los canales institucionales y marcos jurídicos, la información y la confianza por parte de los ciudadanos.
En este tipo de colonias se presenta una gran área de oportunidades para que la Ibero establezca una relación permanente con amplias posibilidades de transformar socialmente dichas comunidades.
El proceso organizacional de Miravalle es acorde a lo expresado por el autor Mariño Arévalo (2014) en donde menciona que “el poder se asocia a las organizaciones, dada su naturaleza pluridisciplinar y de gran importancia para la comprensión del fenómeno organizacional, en la medida en que permite conocer y comprender las relaciones interpersonales que la constituyen y que, al mismo tiempo, construyen las organizaciones”.
Por tanto, la Ibero como una institución con una filosofía promotora de proyectos que impacten en el desarrollo económico, social y ambiental, en las comunidades que más lo necesiten, debe intensificar este apoyo a las poblaciones con estas condiciones.
Dado lo anterior, es obligado hacer las siguientes preguntas: ¿hemos contribuido en esta tarea humana social?, ¿hasta dónde hemos impactado?
Naturalmente, estas interrogantes tendrían su respuesta en el amplio desarrollo de la conciencia social que la Ibero ha planteado, donde impulsa el ser mujeres y hombres para los demás y que la validez del conocimiento científico se ratifica en cuanto transforma la realidad para beneficio social.


