La Quinta Columna
Por: Mario Alberto Mejía
Miguel Barbosa Huerta maneja un doble juego tras la muerte de Martha Érika Alonso.
A los pocos minutos del deceso, inició una ronda de entrevistas con conductores de noticieros radiofónicos nacionales sobre el terrible accidente.
Tras lucrar abiertamente con el siniestro, en el que también perdió la vida su odiado Rafael Moreno Valle, dijo en una reunión privada con diputados de Morena que la doble muerte era “justicia divina”.
(Así lo consignó en una columna el periodista Rodolfo Ruiz).
Barbosa no ha dejado de operar en lo oscurito para amarrar su nueva candidatura a la gubernatura de Puebla.
Y no ha parado de dar entrevistas en aras de quedarse con la candidatura que ya le prometió Yeidckol Polevnsky, dirigente nacional de Morena.
Sin embargo, este domingo, en la más reciente edición de la revista Proceso, Barbosa se declaró en luto permanente.
Esto les dijo a los reporteros Gabriela Hernández y Rodrigo Vera:
“En este momento de luto sería insano de mi parte externar mis aspiraciones políticas. No es moral, sobre todo por respeto a los padres y a los familiares de las víctimas, quienes eran mis adversarios políticos, pero no mis enemigos. Eso que quede claro.
“(…) En estos días debemos respetar el luto. (…) Tampoco ahorita es el momento de expresar triunfalismos electorales ni de hablar en contra de la gobernadora fallecida… Ya vendrá el momento de hacerlo.
“(…) A la muerte no se le deben buscar razones. Estoy muy consternado. (…) No es hipocresía. La muerte de esas personas no nos anima a mi familia y a mí. Más bien nos impacta y nos consterna. Anoche estábamos en familia platicando precisamente sobre la tragedia. Les dije: ‘¡Limpiecitos de pensamiento! ¡Limpiecitos!’. Cualquier muerte es lamentable. Yo no le deseo la muerte a nadie”.
Ufff.
Ahora resulta que Barbosa está consternado, apabullado, tirado en la cama.
No come, no habla, no duerme.
Y todo por guardar el luto por la muerte de a quienes tanto denigró foro tras foro.
Más bien parece que tiene el síndrome de Raskólnikov: ese personaje de Dostoyevski que terminó siendo víctima de su conciencia tras el asesinato de una usurera.
No come, no bebe, no habla.
Está sumido en la depresión.
No conspira en privado ni se jacta de que la doble muerte fue un acto de “justicia divina”.
No espera que pasen unas días para irse en “contra de la gobernadora fallecida”.
Está limpiecito de pensamiento.
Faltaba más.
En la entrevista, Barbosa mintió también cuando dijo que con Zoé Robledo —el 25 de diciembre— no se habló de otra cosa que no fuera “mantener un escenario político estable”.
Gracias a Rodolfo Ruiz nos enteramos de lo contrario.
Vea el hipócrita lector:
“Ahí el subsecretario de Gobernación paró en seco —y regañó— a dos diputados locales que manifestaron su intención de ocupar la gubernatura de manera interina, entre ellos a Héctor Eduardo Alonso Granados, de Morena.
“Zoé Robledo les dijo que se olvidaran de esa aspiración y que ningún diputado local sería considerado para la gubernatura interina. También los llamó —o instruyó— a buscar acuerdos con el titular de la Secretaría General de Gobierno (SGG) y encargado de la gubernatura, Jesús Rodríguez Almeida, y los coordinadores parlamentarios de los demás partidos políticos con representación en la LX Legislatura, para designar a un gobernador interino de consenso.
“A decir de algunos diputados presentes, el subsecretario deslizó lo que se ha venido comentando en algunos corrillos: que la designación del gobernador interino será resultado de un acuerdo de la Secretaría de Gobernación con las dirigencias nacionales de algunos partidos, entre ellos el PAN de Marko Cortés, por lo que el Congreso local no será quien tome esa decisión pero sí el encargado de procesarla.
“Las palabras de Zoé Robledo no fueron bien recibidas por algunos legisladores, sobre todo por aquellos más identificados con Luis Miguel Barbosa como el presidente de la Junta de Gobierno y Coordinación Política, Gabriel Biestro Medinilla que insisten en hacer valer la mayoría que Morena tiene en la LX Legislatura para designar un gobernador interino y terminar de enterrar al morenovallismo.
“Otro actor político que tampoco estuvo de acuerdo con el subsecretario de Gobernación fue Luis Miguel Barbosa, quien asumió el liderazgo de la reunión a la partida de éste.
“Barbosa no contradijo a Zoé Robledo, pero expresó que aunque la muerte de Martha Erika Alonso y Rafael Moreno Valle era lamentable parecía un acto de justicia divina, no obstante llamó a los diputados integrantes de la coalición Juntos Haremos Historia a conducirse con prudencia frente a la tragedia y el ambiente de confrontación prevaleciente, y a mantener la unidad pues la mesa estaba puesta para que en las extraordinarias ahora sí se hicieran de la gubernatura”.
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La Invasión de los Necios en Twitter
El lunes 24 de diciembre, luego de enterarme del siniestro en el que perdieron la vida, entre otros, la gobernadora Martha Érika Alonso y el senador Rafael Moreno Valle, subí tres o cuatro tuits sobre el tema.
La respuesta, irascible, no tardó en llegar.
Cerca de tres mil respuestas airadas por tuit recibí a lo largo de una semana.
Cerca de cinco mil “me gusta” —también por tuit— se sumaron a los ocho o diez mil retuits.
Las respuestas tenían algo en común:
Me descalificaban abiertamente.
Algunos lo hicieron con mesura.
Otros, la mayoría, con un lenguaje incendiario.
Éstos últimos eran amenazantes e injuriosos.
Y más: compartían conceptos similares.
Revisé sus perfiles y vi sus tuits anteriores.
Comprobé entonces que eran parte de un ejército cibernético de Morena: el partido en el poder.
Lo mismo elogiaban acciones del gobierno federal —con similar lenguaje— que atacaban a los críticos de éste.
Parecía, faltaba más, que integraban un ejércitos de bots movidos desde algún lugar.
Pasaron los días.
Sobrevinieron las descalificaciones del comandante Moisés, del EZLN, en contra del presidente López Obrador.
El historiador Pedro Salmerón —director del Instituto Nacional de Estudios Históricos de las Revoluciones de México y reconocido promotor del voto en favor de AMLO— escribió el siguiente tuit el 2 de enero de 2019:
“Me da vergüenza leer lo que escriben muchos compañeros sobre el EZLN…
“Gente de morena usando lenguaje contrainsurgente… y no quieren averiguar quien y por qué calumnia al EZLN, no quieren leerlos a ellos ni entender sus demandas.
“Trataré de no responderles: no tiene caso”.
Las descalificaciones no escasearon.
Miles y miles de respuestas injuriosas se ganó ese tuit: respuestas, por cierto, provenientes del mismo ejércitos de bots de Morena.
Tardé horas revisando los perfiles.
Sorpresa: una buena mayoría había descalificados mis tuits una semana antes con la misma jeringoza.
Me quedo con otro tuit de Salmerón puesto a circular días después de enfrentar la rabia de los morenistas:
“¿Nos vamos a escandalizar y a ofender porque alguien ‘insultó al presidente’?
“¿Vamos a quemar en leña verde a alguien que ‘insultó al presidente’?
“¿NETA?”.
Me quedo también con estas líneas que el poco leído Umberto Eco dedicó, entre otros, a los tuiteros:
“Las redes sociales han generado una invasión de imbéciles que le dan el derecho de hablar a legiones de idiotas que antes hablaban sólo en el bar después de un vaso de vino, sin dañar a la comunidad y ahora tienen el mismo derecho a hablar que un premio Nobel. Es la invasión de los necios”.