Las Serpientes
Por: Ricardo Morales Sánchez
Ya no cabe ninguna duda al respecto: PRI y Morena en Puebla hicieron la simbiosis perfecta y aquí cabe señalar la visión que tuvieron los operadores barbosistas para ganarle la partida a Marín y al senador Alejandro Armenta Mier.
Muchas veces, en este espacio, se insistió en que sólo Armenta Mier podría servir como bisagra para unir lo que quedaba del PRI, que no es poco en Puebla, y a Morena, pero Fernando Manzanilla, avezado operador electoral, se atravesó en sus planes y modificó directamente el escenario.
Manzanilla Prieto se dio a la tarea de buscar y convencer a esos liderazgos del tricolor que estaban colgados por ahí de que la mejor opción no era otra que ir con Guillermo Pacheco Pulido como interino y de ahí jugar la elección extraordinaria con quien designe como candidato el presidente Andrés Manuel López Obrador.
No fueron pocos los liderazgos del tricolor los que aceptaron gustosos sumarse a la 4T e ir de la mano con el talentoso diputado federal del PES y ahora secretario General de Gobierno, hambrien-
tos de dejar a un lado el yugo del morenovallismo. De esta forma se explica la suma de personajes
como Jorge Estefan Chidiac y Javier López Zavala, quienes están de lleno dentro de la 4T y sumados con todo al proyecto del gobernador Pacheco Pulido y Fernando Manzanilla.
Pero no son los únicos liderazgos del tricolor que se han sumado de manera abierta, hay otros personajes como Alberto Amador, ex diputado federal y hombre fuerte en la Sierra Norte; el líder estatal de la CNOP, José Luis Márquez, y Víctor Díaz Palacios, también ex diputado federal en la Sierra Nororiental, trabajan en la estructura para la elección extraordinaria a las órdenes de Fernando.
Pero los alcances del que fuera el hombre fuerte al inicio de la gestión morenovallista en 2010 no sólo se quedan ahí. Manzanilla, quien militó algunos años en las filas del PAN, también supo hacer amigos al interior de este instituto político que sufre su peor fractura en muchos años.
Como avezado operador que es, está a la espera de cachar los liderazgos que salgan en breve del panismo, abandonado a su suerte por el CEN, desgarrado por la presencia del nuevo partido del ex presidente Felipe Calderón y su esposa Margarita Zavala, y pulverizado por la muerte de Martha y Rafael. Yunquistas y morenovallistas tienen interlocución con él.
El MorPRI o el PRIMor, como lo anuncié desde la semana pasada, es un hecho consumado, pero en Puebla llega a sus máximos niveles con la in- corporación de varios militantes de este partido a la estructura morenista que ya aceita Fernando Manzanilla Prieto para la elección que se avecina. Nadie debe perder de vista que Manzanilla Prieto fue el hombre que cambió el rumbo de la elección de 2010 cuando inicialmente las cosas no había arrancado bien para el morenovallismo, gran parte del mérito de esa victoria se debió a Fernando Manzanilla, quien puso orden y reorganizó al grupo Finanzas para llevarlo al triunfo el 4 de julio.
El siguiente paso es que los incondicionales a Morena se hagan de la dirigencia estatal del PRI, para poner desde ahí la estructura a las órdenes de quien vaya a ser el candidato a la gubernatura, seguramente Luis Miguel Barbosa Huerta, quien se perfila para repetir en las boletas.
Durante ocho años el PRI estuvo sometido a la voluntad del morenovallismo y cuantas veces intentó rebelarse sólo terminó por matar a sus mejores cuadros en la selecciones de 2013 y 2016, cuando envió al sacrificio a Enrique Agüera Ibáñez y Blanca Alcalá, quienes perdieron a manos de Tony Gali.
La coyuntura política actual le abría una venta- na de oportunidad al tricolor para competir, pero los cuadros y liderazgos locales, convencidos por Fernando, eligieron cohabitar y cogobernar.
El amasiato, hay que decirlo, goza de cabal salud y se ve que va para largo; después de todo, el PRI no se destruye ni se crea, simple y sencilla- mente se transforma.
Como colofón a todo eso, sólo hay que agregar que el senador Alejandro Armenta Mier titubeó demasiado en tomar la decisión de ir por Casa Puebla y en el pecado llevó la penitencia, ya que Manzanilla, literal, le comió el mandado.