Bitácora
Por: Pascal Beltrán del Río / @beltrandelrio
A las 5:40 de la mañana de ayer miércoles, dos vehículos se estacionaron frente a la casa del activista social y conductor de radio Samir Flores Soberanes, en la comunidad de Amilcingo, municipio de Temoac, Morelos.
De los coches descendieron tres hombres. Tocaron a la puerta del domicilio. A la madre de Samir, quien los atendió, no le extrañó la visita. Su hijo conducía el programa Amanecer Ranchero, en Radio Amiltzinko, en el 100.7 de FM. No era raro que personas de las comunidades cercanas le llevaran mensajes para que los leyera al aire.
—¿Está Samir? –preguntó uno de los hombres.
—Ahorita le llamo –dijo su mamá.
Apenas salió Flores Soberanes por la puerta, se escucharon cuatro disparos. Malherido, con dos balazos en la cabeza, el activista indígena fue conducido a un hospital comunitario en Jonacatepec, donde murió.
Samir era uno de los rostros más visibles del movimiento de protesta contra el Proyecto Integral Morelos (PIM), conformado por la termoeléctrica de Huexca –en Yecapixtla, Morelos–, un acueducto y un gasoducto, que desde mayo de 2011 se construye en un área que abarca 24 municipios (nueve de Tlaxcala, diez de Puebla y cinco de Morelos).
El proyecto se inició durante el sexenio del presidente Felipe Calderón y se mantuvo en el de Enrique Peña Nieto. Concesionada a dos empresas españolas y una italiana, la construcción ha tenido innumerables retrasos por las protestas de habitantes de los tres estados, que se oponen a ella.
El blanco principal de la oposición al proyecto es el acueducto que alimentaría a la termoeléctrica para generar electricidad con vapor. Las comunidades temen que les quite gran cantidad de agua. Es la única parte de la obra que está sin terminar.
Sin embargo, hay otros asuntos de preocupación. Como el hecho de que el gasoducto cruce por las faldas del Popocatépetl, lo cual, a juicio del Instituto de Geofísica de la UNAM y el Centro Universitario de Prevención de Desastres de la BUAP, representa una situación riesgosa, por tratarse de un área de actividad sísmica y peligro de erupción.
Desde que comenzó el proyecto, los habitantes de la zona afectada han denunciado atropellos por parte de la Comisión Federal de Electricidad –que ha invertido 700 millones de dólares en las obras, esperando producir 622 megawatts de energía eléctrica en Huexca–, así como persecución por parte de corporaciones policiacas y grupos de choque para obtener permisos e inhibir protestas.
El 4 mayo de 2014, el hoy presidente Andrés Manuel López Obrador se solidarizó con los inconformes en una visita que realizó a Yecapixtla.
“México no es territorio de conquista”, sentenció López Obrador. “Imagínense, quieren construir una termoeléctrica en la tierra en donde nació el mejor dirigente social que ha habido en la historia de México, Emiliano Zapata”, comentó.
Calificó la obra como una ofensa y un agravio. “¿Qué les pasa a éstos? Es como si fueran a Jerusalén y construyeran una planta nuclear”.
Menos de cuatro años después, ya en la Presidencia de la República, López Obrador tiene una visión distinta de la termoeléctrica de Huexca. Quiere que se terminen las obras y entre en operación.
Durante una visita reciente a Morelos, López Obrador trató de convencer a los habitantes de los beneficios que traerá el proyecto, pero se topó con ruidosas protestas por parte de los opositores. “Escuchen: si no se utiliza la termoeléctrica de la CFE, de una empresa de la nación, en vez de tener luz para alumbrar todo Morelos, tendríamos que seguir comprando la luz a empresas extranjeras”, les dijo.
Anunció que la decisión de poner en marcha o no el PIM se tomaría en una consulta, a realizarse el 23 y 24 de febrero. Y apuntó con el dedo a los bulliciosos manifestantes, entre los que se encontraba Samir. “Escuchen, radicales de izquierda, para mí no son más que conservadores. Aunque haya gritos y sombrerazos, va a ser el pueblo el que decida. El pueblo es sabio, el pueblo puede decidir”.
Después del desencuentro, Samir comentó las palabras del Presidente. “Es lamentable cómo nos ha llamado hoy, de esa manera denostativa, a quienes estamos agraviados y luchamos por la tierra”, dijo a los reporteros Al-Dabi Olvera y Daliri Oropeza.
Los asesinos de Samir dejaron una nota firmada por un supuesto “Comando Tlahuica” en la que llaman “chismoso” a su víctima. El gobierno federal debe tener interés en aclarar el crimen.
Y lo mejor sería no realizar consulta popular alguna mientras no se sepa quién mató a Samir Flores Soberanes y por qué.