Economía, Política y Otros Pecadillos
Por: Michel Chaín Carrillo / @MichelChain
Economía
En las últimas semanas las calificadoras parecen estar en boca de todos. Unos presentándolas como esbirros del imperialismo-neoliberal-yanqui-anti-chavista-y-anti-latinoamericano (lo que quiera que eso sea), que boicotean a AMLO para acabar con la soberanía nacional; otros, poniéndolas en un altar como una especie de “Línea Maginot” para defender la civilización de los ataques bárbaros de la 4T.
Como suele suceder en estos casos, ambas visiones tienen mucho de ideológicas y muy poco de informadas.
Las empresas calificadoras -Moody´s, Standrad & Poors (S&P) y Fitch, las más conocidas- son parte del sector financiero internacional y cumplen una función muy definida: revisan la capacidad tanto de empresas como de países para pagar sus compromisos financieros y, en función de ese objetivo, establecen calificaciones (raitings) y plantean escenarios.
Derivado de lo anterior, se desprende el primer punto importante a aclarar: a diferencia de las calificaciones que nos ponían en la escuela o la universidad, que reflejan qué tanto hemos aprendido (al igual que al Presidente López Obrador a mi también me calificaron, por lo menos la mitad de la carrera en la UNAM, con letras en lugar de números), las calificadoras señalan la capacidad que van a tener las empresas o los países para pagar sus compromisos y deudas en el futuro. Dicho de otra manera, estas empresas no califican cual ha sido el comportamiento pasado, sino que señalan como prevén que vaya a ser el comportamiento de una empresa o un país: le ponen AAA si no hay ningún riesgo de que no pague y le ponen D si es casi seguro que no van a poder pagar.
En el caso de México, los planes presentados por el Gobierno Federal (refinería en Dos Bocas, por ejemplo) no han convencido a los mercados y, por eso, los analistas han reaccionado con desconfianza. Esta desconfianza se refleja en la reducción de las perspectivas de crecimiento del país, pero también en el hecho de que Fitch bajara la calificación de PEMEX de “BBB+” a “BBB-“, para la deuda en dólares, y de “AAA” a “AA”, para la deuda de largo plazo en pesos (es decir, con lo que han dicho que van a hacer con la paraestatal y las perspectivas que tienen del país, ven más complicado que PEMEX pueda hacer frente a sus compromisos en el futuro).
De manera similar, S&P pasó de estables a negativos los escenarios que tiene de cómo se van a comportar tanto PEMEX como el país en su conjunto (no bajaron la calificación de nuestras deuda pero nos están diciendo que, como están las cosas, prevén que haya dificultades para pagar los compromisos adquiridos).
¿Que nos bajen la calificación es catastrófico para el país? La respuesta es no, pero sí es costoso. A pesar de la baja en la calificación de Fitch, PEMEX mantiene por un pelito de rana calva su estatus de “grado de inversión” y tiene la oportunidad de replantear su estrategia. Si no lo hace y pierde el mentado de “grado de inversión”, ahí sí estamos en una bronca porque el costo de la deuda, de PEMEX y de todo el país, se va a encarecer y vamos a necesitar más recursos públicos (los impuestos que ustedes y yo pagamos) para poder hacerles frente.
¿No sería mejor ver a las calificadoras como empresas que nos dan señales para mejorar en lugar de tratar de pelearnos de entrada con los mercados y desconocerlas? Si algo aprendimos desde 1989 es que las economías que van contra el mercado de manera sistémica, terminan por colapsar.
Política
Terminan los procesos internos de los partidos políticos y ya se perfilan candidatos para la elección extraordinaria de este año para Puebla. Habiendo vivido lo que son las campañas a la gubernatura del Estado, sólo pido que nuestros candidatos sepan estar a la altura de una Puebla que viene lastimada, no sólo por la polarización electoral del año pasado y de los efectos de la trágica muerte de Martha Erika Alonso y Rafael Moreno Valle, sino por los efectos de una parálisis económica derivada de la inestabilidad política.
Ojalá sepan entender el complicado momento por el que pasamos como estado y logren que la política vuelva a estar en favor de los ciudadanos, con toda su pluralidad y afortunada diversidad; que sepan evitar las trampas del aplauso fácil, el engaño, el dogmatismo, el oportunismo y el encono.
Otros pecadillos
Definitivamente “Roma” fue mi favorita en la entrega de los oscares como señalé en mi entrega pasada; sin embrago, para aquellos que les gusta la política y la intriga cortesana, “La Favorita” es una gran película que trata sobre esos temas y está espléndidamente realizada. ¡Muy recomendable!