Osvaldo Valencia

Foto: Jafet Moz / Agencia Es Imagen

Cada que inicia y termina una idea Alberto Jiménez Merino gira su cabeza a su costado izquierdo.

Su mirada inicia recargada al costado izquierdo, voltea a la derecha, ve al centro, revisa su discurso, vuelve a ver al centro y regresa.

La mirada del precandidato del Partido Revolucionario Institucional no busca a la dirigente nacional de su partido, Claudia Ruiz Massieu, cada vez que se recarga a la izquierda.

Jiménez Merino busca entre la multitud al último gobernador de Puebla emanado de las filas del partido tricolor: Mario Marín Torres.

Claudia Ruiz Massieu tomó protesta a Alberto Jiménez Merino, en San Andrés Cholula, como candidato del PRI por la gubernatura.

En la primera fila de un salón en un hotel de San Andrés Cholula, Mario Marín fija su mirada en los ademanes y las palabras que lanza Jiménez Merino desde el templete, mantiene los brazos sueltos, las manos puestas en las piernas y en cada pausa del candidato, aprovecha para aplaudir.

Mario Marín no presta atención a los llamados de los priistas que quieren una foto con el ex gobernador, apenas y comenta dos cosas con su ex secretario particular Ramón Fernández Solana, pero en todo momento la atención es para Jiménez Merino, quien asiente cada que hace un exhorto a la militancia, como si buscara su aprobación.

El llamado Góber precioso se inclina a su lado derecho para hablar brevemente con Ramón Fernández, el bullicio del lugar evita que se oigan las palabras que le comparte. Sólo se inclina para ese costado, para el otro lado tiene a los también  ex gobernadores Guillermo Jiménez Morales y Melquiades Morales Flores, así como a la ex senadora Blanca Alcalá Ruiz.

El ex director de Conagua asegura que la elección extraordinaria es una nueva oportunidad para que se renueve el PRI, que manden un mensaje de unidad. Que recuperen el estado.

El mensaje del priismo es el de la renovación pero las formas y las caras de ella reencarnan en las del viejo PRI que dejó de controlar Puebla hace ocho años.

A las afueras del hotel donde tomarán protesta a su candidato, las personas llegan en camiones que los descargan en la avenida y se retiran para que no se vea el acarreo.

En la entrada del recinto se forma una marea rojiblanca de personas con playeras, camisas, chalecos y gorras que gritan y empujan a quien se les atraviesa con tal de tomarse una foto con el candidato del partido.

Candidatos y dirigentes por igual abren paso entre la marea, la utilizan como escudo para no responder a la prensa, y se pierden hasta llegar al templete después de un pasillo donde saludan a la militancia.

El exhorto, que repite una y otra vez el candidato Jiménez Merino, es el de la unidad y el de recurrir a los cuadros experimentados, lo hace mientras ve a Mario Marín y ambos asienten; mensaje y mensajero son recibidos.