Como todos los años, Pedro Angel Palou escribe un poema el día de su cumpleaños. Y como todos los años, el gran escritor poblano que vive en Boston nos manda sus versos para publicarlos. He aquí este gran poema de nuestro mejor hombre de letras.

“Time which antiquates antiquities, and hath an art to make dust of all things, hath yet spared these minor monuments.” -Sir Thomas Brown, Hydriotaphia

 

Memoria no es laberinto, ni ruinoso edificio

Nada más repleto que una casa vacía.

 

Tiempo es ilusión de movimiento, crujir

de obtusos calendarios. Existen los lugares:

fugaces huecos que conjuran un banal vacío.

 

Nos trasladamos unánimes en el espacio.

Solo nuestro rostro conoce la áspera erosión

de los días.

 

Acelerada tempestad de los años visible

de pronto, como por arte de magia.

Luego el cuerpo detiene el deterioro: fugaz

eternidad, nueva mentira.

 

En el pasado nunca somos centrales.

Lo habitan los otros. Y las cosas. Las cosas

tienen primacía en la falsa certidumbre

del recuerdo.

 

Si dibujáramos un diagrama de nuestras vidas

no habría circunferencia, ni líneas paralelas

tampoco una vertical o diagonal siempre

hacia arriba. Volutas, espirales, caóticas

líneas implausibles.  Nada lleva a ningún

sitio, podría leerse en demente geometría

 

Solo cuando la casa arda en llamas sabremos

el error arquitectónico que la erigió en primera

instancia. Las cenizas serán también mudas.

 

Inmensidad inmediata, esos menores

monumentos de Thomas Brown. Infinita

melancolía de lo no vivido, de lo no hecho

¿Se puede tener nostalgia de lo que

no ha pasado? Allí la cuestión central.

Única que merece saberse.

 

Había una casa. Le añadimos cuartos

y más cuartos. La llenamos con cosas

Tuvimos que irnos. La casa se quedó

Sin cuerpos, sin personas.

Atiborrada de objetos.

 

Fantasmas y cosas deambulan entre

sus cuartos y el silencio.

El silencio es el habitante más

conspicuo de esa casa.

Deshabitada nos contiene.

 

Los lugares se desvanecen, el espacio

se torna líquido. Es una duda.

Como la arena disuelta entre los

dedos. Todo pierde su forma.

 

¿Quién soy entonces? ¿Estos huecos?
¿Esa mudez insomne? ¿Esas nadas?

 

¿Aquel espacio donde el recuerdo es

un zurcido imposible? ¿Este tiempo que

no existe?

 

O soy el silencio que me exige, endemoniado

que siga hablando.