Bitácora
Por: Pascal Beltrán del Río / @beltrandelrio
Parecería que apenas ayer se desarrollaban las campañas de 2018 y ya estamos de nuevo en una contienda electoral.
En dos meses, una parte del electorado será convocada nuevamente a las urnas y ya veremos el apetito que tiene para ejercer su derecho al voto, en medio de la polarización política que vive el país.
Se trata de apenas una décima parte del electorado. Sin embargo, será una oportunidad para ver si la apabullante victoria de Morena y sus aliados el año pasado se repite en los seis estados que tendrán elecciones el domingo 2 de junio.
En Puebla tendrá lugar una elección extraordinaria para gobernador, luego de la trágica muerte de la mandataria estatal Martha Erika Alonso, el 24 de diciembre pasado, al estrellarse el helicóptero en el que viajaba.
En Baja California también se elegirá al Ejecutivo estatal, además del Congreso local —compuesto por 17 diputados de mayoría y ocho de representación—, así como cinco ayuntamientos.
En Aguascalientes, Tamaulipas y Quintana Roo se renovará la Legislatura estatal, mientras que en Durango estarán en juego los 39 ayuntamientos.
Por obvias razones, Puebla y Baja California concentrarán la atención en la jornada electoral.
De tener un buen desempeño en las urnas, Morena, el partido de gobierno, podría crecer el número de gubernaturas que controla, de cinco a siete.
Una derrota del PAN en Baja California sería el fin de 30 años de hegemonía en ese estado. Los panistas lo ganaron por primera vez en 1989, con Ernesto Ruffocomo su candidato.
Puebla sería un triunfo mayor para Morena, pues con esa gubernatura, el partido del gobierno tendría en sus manos tres de las cuatro entidades más pobladas.
En julio del año pasado, Andrés Manuel López Obrador ganó los seis estados que estarán en juego en junio entrante, pero no obtuvo resultados parejos en todos ellos. Su porcentaje de votos varió desde 39% en Aguascalientes hasta 67% en Quintana Roo.
Estos comicios serán una prueba para el liderazgo que ejerce el hoy Presidente y también una forma de medir su aceptación entre los ciudadanos. También representarán una oportunidad para la formación de liderazgos locales.
En Puebla, el ex senador Luis Miguel Barbosa intentará ganar los comicios, luego de haberlos perdido el año pasado, y sobreponerse a las críticas por sus declaraciones acerca del helicopterazo. Tendrá enfrente a un candidato surgido de la academia, Enrique Cárdenas, candidato común del PAN, PRD y MC, partidos que en 2018 formaron la coalición Por México al Frente.
En tanto, el empresario Jaime Bonilla buscará destronar a un panismo que ha gobernado por tres décadas en Baja California y evitar que los pleitos internos de Morena por candidaturas no afecten la competitividad del partido.
Su principal contrincante será el panista Óscar Vega Marín, quien fue oficial mayor de la Secretaría de Gobernación y titular del Sistema Nacional de Seguridad Pública, así como secretario estatal de Educación.
Barbosa y Bonilla tendrán que probar que tienen valor político más allá de su relación con López Obrador, quien se ha comprometido a que su gobierno no incidirá en las elecciones.
Ayer domingo se dio el banderazo a las campañas en Baja California y Puebla, y a mediados de abril arrancarán en el resto de los estados.
Serán procesos que seguramente incidan en el curso de la política nacional.