Garganta Profunda
Por: Arturo Luna Silva / @ALunaSilva
Sin nada que perder y todo por ganar, Alberto Jiménez Merino buscará en 60 días de campaña dar la sorpresa en la contienda por la gubernatura. Hundido el PRI en el tercer lugar de las preferencias electorales, en medio de un interminable éxodo de militantes y liderazgos hacia otros partidos, y apoyado únicamente por el desprestigiado Mario Marín, el candidato del tricolor podrá darse por bien servido si logra alcanzar entre 300 mil y 400 mil votos, insuficientes de cualquier forma para derrotar al favorito del proceso, Luis Miguel Barbosa (Morena-PT-PVEM), y mandar al último sitio al retador, Enrique Cárdenas (PAN-PRD-MC).
¿Cómo lograr que la participación del ingeniero agrónomo zootecnista vaya más allá de lo anecdótico?
¿Cómo meterse de lleno en la pelea?
Luce muy, muy difícil, pero por lo pronto Jiménez Merino ha conformado un equipo en el que aparecen viejos operadores que parecen extraídos de algún capítulo de The Walking Dead.
Ha trascendido, por ejemplo, que el compadre, amigo y socio de Marín, su eterno compinche, Valentín Meneses será el coordinador general de la campaña.
Raúl Pérez Carreón, ex alcalde de Oriental y ex secretario de Acción Electoral del PRI, fungirá como su coordinador de estrategia.
Otro connotado marinista, Joe Hernández Corona, subsecretario de Gobernación en los tiempos de esplendor del Góber precioso, estará al frente de la coordinación de vinculación –cualquier cosa que eso signifique–.
Y, finalmente, aparece en el equipo un célebre mapache electoral –tan célebre que alcanzó la portada de la revista Proceso en 1999, con pistola y urna en manos– de nombre Héctor Laug, un verdadero sobreviviente de las sucesivas hecatombes sufridas por el PRI tanto a nivel estatal como nacional.
Maestro y alumno de alquimistas tricolores, testigo de éxitos y fracasos, uno de esos muertos vivientes que salieron de ultratumba la tarde noche del 24 de diciembre del año pasado, Laug es el elegido para ocupar la coordinación electoral.
A esos personajes, más Lorenzo Rivera y Xitlalic Ceja como presidente y secretaria General, respectivamente, del partido, se aferrará Alberto Jiménez Merino para –por lo menos– hacer un papel decoroso.
Es decir, atajar el ridículo, ese pariente incómodo del fracaso.
Lo cual, viendo la situación del PRI y la amplia ventaja de Morena, sería ganancia para quien, reitero, no tiene nada que perder y sí mucho que ganar.