Hemeroteca. En la maquinación de quien fuera presidente del Consejo Universitario para tratar de quitar a la entonces rectora Nora Lustig estuvo la mano del hoy candidato común por el PAN-PRD-MC Enrique Cárdenas Sánchez, quien primero había redactado una carta donde acusaba a Lustig de poner en riesgo la viabilidad financiera de la institución, lo que detonó el conflicto, y dijo que dejaría la universidad en “solidaridad” con Rodolfo Budib. A continuación se reproduce un material publicado en el periódico La Jornada de Oriente el 19 de febrero de 2003 con fines periodísticos y de interés para nuestros lectores.

Por: Ignacio Juárez y Francisco Rivas

Por segundo día, la Universidad de las Américas (UDLA) continuó con su crisis interna a raíz de la pugna entre los grupos de la institución. El patronato de la fundación UDLA, principal órgano de gobierno de esa casa de estudios, exigió la renuncia con carácter irrevocable al presidente del Consejo Universitario, Rodolfo Budib Name, a quien acusaron, junto con otros consejeros, de haber tramado un “intento de golpe de estado” a la rectoría de Nora Claudia Lustig.

Por su parte, Rodolfo Budib Name, quien estuvo acompañado por el ex rector Enrique Cárdenas Sánchez y José Antonio Meyer, ex funcionario de esa universidad, sostuvo que “por dignidad” presentará su renuncia a la presidencia del CU ya que no pretende avalar ningún mal manejo de recursos que pudiera afectar a la universidad. Pero advirtió que su salida también provocaría el éxodo de otros consejeros, como Francisco Bada Sáenz, vicepresidente para Asuntos Comerciales y Recursos Humanos de la empresa Volkswagen, así como algunos apoyos económicos.

A su vez, Enrique Cárdenas Sánchez, ex rector de la UDLA, quien la víspera redactó una carta en la que acusó a Lustig de poner en riesgo la viabilidad financiera de la institución y generó todo este conflicto, anunció que también dejará la institución en solidaridad con Rodolfo Budib y porque el patronato violó la institucionalidad al promover la destitución del titular del CU sin tomar en cuenta al CU. Indicó que seguramente otros consejeros saldrán de la universidad.

“Cuando la institucionalidad la violentan de esta manera, una persona que sirvió a la institución por 17 años sin decir agua va le cortan la cabeza, me pregunto qué tipo de libertad hay en esta institución en que al mismo presidente del Consejo le piden la renuncia; qué seguridad tiene aquí caminando o qué seguridad tiene un estudiante o profesor de que no lo van a despedir nada más porque osó estar en contra o disentir, además con razón, porque Rodolfo Budib tiene razón”, sostuvo en una entrevista que concedió por la mañana.

Juan Eustace Jenkins, presidente del Comité Ejecutivo del CU e integrante de los patronatos de la fundación UDLA y Mary Street Jenkins, Nora Lustig y funcionarios de la institución citaron a los medios de comunicación para informar que, con base en los estatutos de la fundación UDLA, pidieron la renuncia de Rodolfo Budib Name, ya que divulgó información fuera del consejo ejecutivo, violó los estatutos de la institución y “extralimitó” sus facultades como presidente de ese organismo universitario.

Lustig rechazó que el cese de Rodolfo Budib sea producto de una “revancha política” y explicó que el 14 de febrero pasado el ahora ex presidente del CU canceló la reunión de consejo en donde pudo haber presentado sus quejas por el manejo financiero de la institución, las cuales él mismo aprobó el año pasado; después se negó a contestar llamadas telefónicas y oficios que se le giraron, además de que tuvo una reunión en “secreto” con varios consejeros en donde decidió pedir la renuncia de la rectora.

“La UDLA tiene un proyecto en sus manos muy importante, tener instituciones de alta calidad en países en desarrollo como México es muy valioso, se le está poniendo en jaque por la forma como opera la iniciativa de Rodolfo Budib y Enrique Cárdenas, que nunca expresaron personalmente ante mí sus quejas”, indicó.

A pregunta expresa, Eustace Jenkins dijo que el grupo opositor encabezado por Rodolfo Budib intentó “hacer un golpe de estado” a la rectora Nora Lustig. Dijo que Budib sostuvo una reunión con varios consejeros en donde se presentaron los estados financieros y, posteriormente, se comunicó telefónicamente con los miembros del patronato para pedir la remoción de la rectora y advirtió que si su petición no se cumplía, dejaría su puesto. Al final, agregó, el patronato decidió mantener su apoyo a la actual rectora.

Al preguntarle si dicha renuncia se trataba de una medida antidemocrática y contradecía las declaraciones de las autoridades y funcionarios de la institución que defienden dicho concepto, dijo: “Nuestra intención es salvaguardar el valor de la universidad, si como consejeros vemos que alguien violenta la estabilidad, es nuestro deber remover al elemento, en una empresa creo que se haría la mismo”.