Garganta Profunda
Por: Arturo Luna Silva / @ALunaSilva
La grave contingencia ambiental extraordinaria que vive el centro del país, en específico la región de seis entidades –incluida Puebla, que está en alerta–, conocida como la Megalópolis, nos obliga a una reflexión tardía, a sociedad, autoridades y en estos tiempos también a candidatos, sobre cómo se va a solucionar efectivamente el problema de contaminación, que es originado principalmente por conflictos de movilidad y el pésimo sistema de transporte público. Cómo desincentivar el uso del automóvil y buscar un esquema de transportación colectiva eficiente y de calidad. La capital poblana y su zona conurbada hace mucho que necesita medidas urgentes, por el crecimiento desordenado de sus cinturones habitacionales en las últimas décadas. ¿Quién tiene la solución? ¿Quién puede? Porque la polución ya está aquí, peligrosa y cotidiana.
Este miércoles, Puebla capital amaneció con uno de sus peores niveles de calidad del aire que se recuerde. Tal vez el peor en la historia.
Registró el monitoreo en su nivel más alto 111 puntos, en el rango de “mala”.
Sin embargo, aún a distancia de llegar a la contingencia que se estableció para toda la Zona Metropolitana de Ciudad de México y el Estado de México, donde el jueves no hubo clases.
Allá, el nivel fue de alarma, por los altos niveles de ozono y partículas menores PM2.5.
En el caso poblano y sus niveles de contaminación, hay que reconocer que se trata de un aviso urgente, casi un ultimátum.
La zona metropolitana de la capital requiere de medidas urgentes.
Se han postergado o solamente ha quedado en la imaginación de gobernantes y funcionarios, por ejemplo, la construcción de un Sistema Metro, como hay en el otrora DF, Guadalajara y Monterrey.
Incluso casi nada se ha avanzado en el reordenamiento y la eficientización del pésimo transporte público, uno de los peores del país.
De acuerdo con el Instituto Mexicano para la Competitividad (Imco) y su análisis “Índice de Movilidad Urbana (IMU)”, la región Puebla y Tlaxcala se encuentra en “semáforo naranja” con un nivel “medio bajo” en movilidad y en la peor sexta zona.
Las líneas de Metrobús implementadas por el morenovallismo no fueron suficientes y su copia al modelo de la capital del país, que el extinto ex gobernador Rafael Moreno Valle replicó de la administración del entonces jefe de Gobierno y hoy canciller, Marcelo Ebrard, no se tropicalizó suficientemente.
El acotamiento de carriles en vías primarias, como la Tlaxcalancingo-Chachapa, principalmente sobre la diagonal Defensores de la República (Línea 1), la 11 Norte-Sur (Línea 2) y la que circula por el bulevar 5 de Mayo (Línea 3), causan en horas pico más caos del que solucionan.
Encima, al desplazar a muchas líneas del transporte tradicional, complicaron la movilidad de miles de poblanos, que deben caminar cientos de metros para llegar a las estaciones.
Esa fue una de las principales quejas sobre la instauración de este sistema.
El problema de la movilidad en Puebla es sistémico y multifactorial.
Y es la principal causa de la polución que ha alcanzado altos niveles.
Viene desde los años 70, con el entonces llamado Pulpo Camionero, con entrega de concesiones a compadres y amigos de los gobernantes en turno, diseñadas estratégicamente para cubrir los entonces incipientes asentamientos conurbados.
Lo que consiguieron fue incentivar el crecimiento desmedido y desordenado de la mancha urbana.
Siguió en los 80, 90 y en el nuevo siglo con la proliferación de rutas alternas de microbuses y camiones que replicaban casi los mismos derroteros, entrado en conflictos.
Hasta la delincuencia ha jugado un problema grave en el tema de movilidad.
El Imco reveló en su estudio, que fue presentado a principios de este año, que en la región Puebla-Tlaxcala, “20% de la población dejó de usar el transporte público debido al incremento en la inseguridad”.
No ha habido acciones contundentes en este tema, a pesar de ser un problema de los más graves de la zona conurbada, donde se estima que viven más de 2.3 millones de los seis millones 371 mil 381 personas, la población total del estado, de acuerdo con Proyecciones de la Población 2010-2050.
Cerca de la tercera parte.
¿Qué han dicho los candidatos al respecto?
No mucho.
El puntero Luis Miguel Barbosa Huerta, de Juntos Haremos Historia (Morena, PT y PVEM), planteó la separación en dos de la Secretaría de Infraestructura, Movilidad y Transporte (SIMT), para que se atienda mejor cada rubro.
Enrique Cárdenas Sánchez, de PAN, PRD y Movimiento Ciudadano, se comprometió a “impulsar una agenda de movilidad construida con la sociedad civil y expertos”.
Asimismo, “construir 250 kilómetros de ciclovías, que funcione el transporte público nocturno y la apertura del Centro de Desarrollo de Transporte y Movilidad para la Mujer Poblana”.
(Por cierto, que las ciclovías construidas en el morenovallismo son un fracaso, monumentos a la inutilidad y al despilfarro).
Y el priista Alberto Jiménez Merino firmó el compromiso, así a grandes rasgos, de mejorar la movilidad y la seguridad en el transporte público.
La polución nos lleva a la pregunta sobre la proyección de políticas públicas.
¿Se está atendiendo lo urgente o lo importante?
Esperamos respuestas.