STEM + A
Por: Raúl Miranda / @mirandaraul

En esta vida que va muy rápido, pocas veces damos un parón y nos concentramos en lo que queremos hacer con nuestra vida y cómo podemos repercutir en nuestra familia, trabajo, comunidad o en nuestra sociedad.

Ayer a un gran amigo le publicaron una foto personal que era eso: personal y  no tenía que andar circulando por el mundo de redes sociales y me pregunto ¿cuál es la necesidad de andar todo el tiempo compartiendo nuestra comida, nuestros gustos, nuestro yo?

¿Por qué no vamos contra la corriente y retomamos esa calma que era llegar a comer a casa a la hora que teníamos que hacerlo?

Me refiero a que cuando yo era niño y me salía a jugar yo sabía que tenía que regresar a casa un ratito antes de comer y así de simple pasaba, y lo hacía sin reloj, sin cel, sin agendas ni alarmas.

Era lindo tener esa emoción dual de hambre e ir a comer y el miedo de que si no llegabas volaba la chancla.

Me puse a investigar cuáles son los motivadores que hacen el actuar del ser humano y así encontrar cuáles son aquéllos que pegan profundo en nuestras emociones, y ¿qué creen? no son ni el amor, ni la paz, ni la calma; todo lo contrario son el miedo, la risa y el odio ¡Eso sí que nos mueve!

Luego me puse a ver cómo los creadores de redes sociales han usado estos sentimientos para hacernos cautivos de ellos y así lograr que estemos posteando cada momento de la vida y encontré que lo promueven de una manera más fácil: haciendo que nuestros sentidos lo capten facilito, ya sea por una imagen o un video y lo ligan a emociones poco racionales como la risa, el miedo o el odio.

Cuando alguien sube un comentario, una foto o un video de inmediato ésta es analizada por los algoritmos de redes sociales y si se detecta qué podría causar miedo, risa u odio, los algoritmos en vez de ponerla en el muro personal y esperar a que nuestros conocidos la vean, lo que hacen es darle con todo, publicarla por aquí y por allá y hacer que se vuelva viral.

Y es ahí cuando comienza la espiral de éxito para las Redes Sociales: aprovechando esta falta de comunicación que deberíamos tener con las personas, y eso incluye familia, esposos, esposas , hijos, o hermanos y que no tenemos.

El ser humano al ser un ser eminentemente social esta ávido, necesitado de esa comunicación para ser feliz ¿dónde creen que la encuentra sino la encuentra en su casa, en el trabajo o con los amigos?

Porque resulta que en su casa no lo entienden, que va a trabajar nada más para tener dinero, para comer pero no le gusta ir o que los amigos a quienes acude para platicar están muy ocupados.

Pues ahí está la magia de las Redes Sociales: ahí encontramos esta comunicación, ahí todos somos amigos con un like o bien nos odiamos con un dislike.

Y ese odio no es únicamente odio virtual, es también miedo que cada persona puede experimentar al no sentirse leído, visto, publicado; absurdo pero científicamente ya comprobado.

Ese miedo a sentirse fuera de un grupo de personas o bien el miedo de fracasar son dos de los miedos que se aparecen constantes en la vida real, que se pueden genera y magnificarse  en las redes sociales al no ser escuchados o vistos de la manera que queríamos y que sale del medio virtual para meterse en nuestro día a día real: son el miedo a fracasar (Fear of Failure o FOF por sus iniciales) y el miedo a sentirse fuera del grupo (Fear of Missing Out, FOMO).

El FOF se ha presentado como padecimiento real gracias al mal uso o uso extremo de redes sociales y el FOMO es ya clasificada como la patología psicológica que se produce por el miedo a quedarse fuera del mundo tecnológico o a no desarrollarse al mismo ritmo que la tecnología, se han hecho estudios y casi dos tercios del total de usuarios de la redes sociales en el mundo lo padecen, esta adicción a mantenerse actualizado es proporcional al miedo que se siente al no poder hacerlo en tiempo real, toda una paradoja.

Un dato: los hombres son más propensos a desarrollar este síndrome en comparación con las mujeres.

El FOF y el FOMO, entre otras desviaciones de la percepción humana, hacen que los usuarios vayan publicando por la vida todo lo que les pasa, todo con el fin de lograr algo que muchas veces no tienen claro y sentirse aceptados.

Desafortunadamente en muchos casos se da porque le dan más importancia al mundo virtual que al mundo real.

Por eso digo yo, ¿por qué no vamos contra la corriente y regresamos a esas prácticas en desuso de convivir y sentir que nuestra existencia puede tener el valor de servir a los demás y no de que nacimos para ser alabados o despreciados por un like?