Las Serpientes
Por: Ricardo Morales Sánchez / @riva_leo

Para nadie es un secreto que la carta más fuerte de Morena para retener la presidencia municipal de Puebla en 2021 es el actual secretario General de Gobierno y próximo secretario de Gobernación, Fernando Manzanilla Prieto.

Para muchos, la ratificación de Fernando al frente de la dependencia, que juega un papel prioritario en el orden político de la entidad, es una señal de que este personaje tendrá juego y manga ancha para sustituir a Claudia Rivera en el Palacio de Charlie Hall. El primer paso de un proyecto que tendría como meta 2024.

La ratificación lleva un mensaje implícito: Fernando está en la jugada y es hasta el momento el más avanzado de todos los que aspiran a ocupar esta posición; incluida la propia alcaldesa, cuya continuidad al frente de la Comuna para un segundo periodo es poco probable.

Claudia Rivera tiene constitucionalmente la oportunidad de aspirar a la reelección, pero hasta el momento los resultados de su administración son limitados y no cuentan con el aval de una buena parte de la población, la cual expresa hartazgo y hasta descontento con el trabajo de la alcaldesa.

La capital se transformó en un foco rojo para el entonces candidato, y hoy gobernador electo, Luis Miguel Barbosa, durante el pasado proceso electoral, lo cual colocó en una posición todavía más difícil a la munícipe.

Los resultados del proceso dejaron en claro que la ola lopezobradorista llevó a Rivera Vivanco al triunfo y en sólo unos meses se había debilitado y transformado en una depresión tropical y luego en un chubasco, incapaz de hacer frente a la gran tradición conservadora de la capital.

Y es precisamente en ese escenario donde toma especial relevancia la ratificación de Manzanilla, quien fue un colaborador vital para el triunfo de Barbosa al articular a la serie de aliados que se sumaron al hoy gobernador electo de Puebla y contribuyeron a su victoria el día 2 de este mes.

La lucha interna dentro de lo que será el nuevo grupo dominante, en algún momento buscó dejar a Fernando fuera de la jugada, pero la ratificación hizo a un lado cualquier intención y por el momento sitúa a este personaje en la primera línea para 2021, que ya se comenzó a jugar.

Manzanilla es el primero de una larga lista de suspirantes, en la cual, como lo apuntó el periodista Zeus Munive, están los ex alcaldes Eduardo Rivera Pérez y Tony Gali, así como el ex candidato a la gubernatura, Enrique Cárdenas Sánchez. Nada mal la caballada desde ahora.

El funcionario tiene como ventaja no sólo haber sido el diputado federal más votado en el pasado proceso de 2018, sino haber articulado una estructura bien aceitada en la cual están incluidos personajes de todos los partidos políticos.

Panistas, yunques, morenovallistas, priistas mutados en verdes y petistas, así como organizaciones de todo tipo, forman parte de la estructura del hombre que tiene en sus manos la gobernabilidad desde hace seis meses y que repetirá en el cargo.

Para Fernando, el único problema es lograr que Puebla se mantenga en paz, situación que no es nada fácil.

Actualmente, la entidad es primer lugar en robo de gas LP, en robo a transporte de carga, con una larga lista de feminicidios, con linchamientos que, si bien hablan de un tema de descomposición social que no arrancó en este interino, también expresan la urgencia de que alguien ponga orden.

Construir una candidatura desde Gobernación era el paso natural para muchos políticos en los años 80, con el poder omnipotente que significaba esta dependencia, pero el desgaste actualmente que trae consigo tener la mayor responsabilidad en el organigrama también implica sus riesgos.

La ratificación de Fernando Manzanilla al frente de la Secretaría de Gobernación de la próxima administración, que arranca el próximo 1 de agosto, es la señal –o al menos así parece– de que hay delfín para 2021 y 2024, con todo lo que ello implica.