Garganta Profunda
Por: Arturo Luna Silva / @ALunaSilva
Juran que van en serio, que no les temblarán las piernas y que será el próximo jueves, durante la sesión de la Comisión Permanente del Comité Directivo Estatal, cuando se decrete la expulsión y/o sanción de los panistas que traicionaron a su partido y se fueron a apoyar, abierta o encubiertamente, al hoy gobernador electo Miguel Barbosa.
Según cuentan en los pasillos de Acción Nacional, la lista estaría conformada por cerca de 20 militantes a los que se les ha documentado haber dado la espalda al candidato respaldado por el PAN, el tristemente célebre Enrique Cárdenas, y haber operado en distritos y municipios concretos a favor del candidato de la coalición “Juntos Haremos Historia”.
Entre ellos:
Julieta Camacho
Hilario Gallegos
Pedro Gutiérrez
Denisse Ortiz
Martín Avendaño
Miguel Barrios
Refugio Sarmiento
Mauro Ramírez
El caso de Denisse Ortiz, cuñada del ex alcalde capitalino Eduardo Rivera Pérez, es especial.
Ciertamente renunció al PAN desde el 1 de abril, antes de incorporarse públicamente al equipo de operadores de Miguel Barbosa, pero a la fecha sigue apareciendo en el padrón, por lo que el jueves, en la citada sesión de la Comisión Permanente, se votará para sacarla del mismo.
(¿También van a proceder contra Eduardo Rivera, quien hace unos días apareció –y muy sonriente– en una reunión de la Comisión Nacional del partido Movimiento Ciudadano?).
El lunes, en conferencia de prensa, El Pastor Francisco Fraile declaró:
“Hay varios (traidores) en varios municipios (…) Ustedes vieron a panistas que decidieron estar del otro lado”.
Bajo análisis están también los alcaldes de los municipios gobernados por el PAN donde sin embargo ganó Miguel Barbosa: Cuyuaco de Andrade, Huatlatlauca, Jopala, Pantepec, Los Reyes de Juárez, San Sebastián Tlacotepec, Tianguismanalco, Cohuecan y Xochiltepec, todos ellos también bajo la sospecha de traición.
La guillotina está lista.
Dicen que la purga en el PAN, de las muchas que vienen tras la derrota del 2 de junio, va en serio.
Y que rodarán las cabezas.
Como diría el clásico:
¿Será?