Garganta Profunda
Por: Arturo Luna / @ALunaSilva
Mientras la dirigencia nacional de Morena se encuentra empantanada en la emisión de la convocatoria para la renovación de su Comité Ejecutivo Nacional (CEN), que deberá realizarse en noviembre, para el caso de Puebla, el proceso de reafiliación que se realizará a finales de agosto abre la única posibilidad de que el grupo del gobernador Miguel Barbosa Huerta, que encabeza como operador y aspirante a la presidencia estatal, Eric Cotoñeto Carmona, participe en la contienda local. A este último, los morenistas puros lo acusan de “ni siquiera ser militante”, lo que cambiará si logra justificar su refrendo partidista, antes del 25 de septiembre, luego de que las afiliaciones fueron cerradas desde septiembre de 2018. En ese detalle se juegan los poblanos el control de Movimiento Regeneración Nacional.
En la entidad la lucha por la presidencia del Comité Ejecutivo Estatal (CEE) está inevitablemente contaminada por las preferencias hacia los candidatos a la dirigencia del país.
Los morenistas puros, aquellos que nunca han militado en otro instituto, entre ellos los integrantes del grupo de la alcaldesa capitalina Claudia Rivera Vivanco, apoyan a Bertha Luján, la supuesta favorita del presidente Andrés Manuel López Obrador, mientras los barbosistas van con Yeidckol Polevnsky.
La inclinación en Puebla por una u otra, pues los otros contendientes no han mostrado músculo local, dependerá de una estricta operación en tierra.
Hay que recordar que también en el estado deberán elegirse, por consulta directa a los militantes, 150 delegados, 10 por cada distrito electoral federal.
Ellos y ellas irán al Congreso Nacional, que tentativamente se realizará el 20 de noviembre, y votarán en definitiva por quien encabezará los destinos del partido lopezobradorista en el periodo 2019-2022.
Pasada esa elección nacional, en la que −en el papel− es de esperarse que la mayoría de los votos de Puebla sean para Polevnsky, por su cercanía con el gobernador Barbosa, se abrirá la carrera estatal.
La única posibilidad de que compita Cotoñeto Carmona, viejo y avezado operador del barbosismo, es que consiga la afiliación o reafiliación.
En ese proceso, el ex dirigente estatal del Partido de la Revolución Democrática (PRD) seguramente enfrentará impugnaciones.
Ya comenzaron, de hecho.
El tema de debate será si el también ex diputado local era o no, desde antes de septiembre de 2018, cuando se cerraron las afiliaciones a Morena, militante.
Porque el proceso que marcará la convocatoria, que aún está por votarse, pues fue rechazado el madruguete que intentaron los afines a Yeid-ckol el domingo pasado, sine qua non deberá contemplar la reafiliación.
Y es que, como en todos los partidos, el padrón de Morena requiere depuración.
De acuerdo con su todavía presidenta nacional, Yeidckol Polevnsky, es literalmente un galimatías:
Hay 1.5 millones de empadronados en el país y con el proceso de reafiliación se plantea llegar a dos millones.
Sin embargo, acusó que en la sesión del CEN, sus opositores intentaron “embarazar” el padrón, para llevarlo a los 3.1 millones.
Algo, “absolutamente ilegal”, según sus palabras y su argumento de justificación para esta depuración.
Más allá de la fuerza que, específicamente en Puebla, pudiera tener el grupo de los puros, entre quienes se ve sumados al delegado del gobierno federal, Rodrigo Abdala Dartigues, y al mismo delegado político de Morena, Mario Bracamonte González, opositor férreo de Cotoñeto, el asunto es la legalidad del proceso de reafiliación.
De poco serviría a los barbosistas contar con el control de los consejeros, si no puede siquiera inscribir al supuesto favorito, Eric Cotoñeto, como candidato a dirigir el CEE.
En tanto, al estilo perredista, los morenistas poblanos han comenzado a denunciarse.
Inauguraron su propia guerra de lodo.
El domingo, un grupo de militantes identificado como puro, denunció que Abdala y Rivera Vivanco están utilizando “recursos públicos” para operar a favor de Bertha Luján.
Y así, vendrán más acusaciones.
A pesar de ser gobierno, federal y estatal, Morena no ha atinado todavía a superar el periodo de “movimiento social”, para asumirse por entero como partido político.
La historia nos ha enseñado que ocurre en esos casos.
Si no, que le pregunten al PRD.
Ese partido que prácticamente desapareció del escenario nacional, tras 2018, cuando fue rémora de Acción Nacional (PAN).
Y en Puebla… peor.