Bitácora
Por: Pascal Beltrán del Río

Esta semana se informó que el Senado invitará a la joven activista sueca Greta Thunberg para dialogar sobre el cambio climático y para que exponga ante el pleno la magnitud de los daños ambientales en el mundo.

El presidente de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara alta, el morenista Héctor Vasconcelos, dio a conocer lo anterior el lunes pasado, durante una reunión de trabajo con la Comisión de Relaciones Exteriores, América Latina y el Caribe, sin poner fecha a la visita.

“En el seno de la Comisión de Relaciones Exteriores hemos pensado en formular una invitación a Greta Thunberg; estoy en proceso de enviarle una invitación para que exponga en el Senado, de una manera viva, espontánea y tan intensa como sólo ella sabe hacerlo, el riesgo que representa el cambio climático para las nuevas generaciones”, afirmó Vasconcelos en declaraciones recogidas por la agencia Notimex.

El senador apuntó que el calentamiento global representa la peor amenaza que enfrenta la humanidad y reconoció que se está ante una verdadera emergencia mundial.

La adolescente sueca se ha convertido en un icono de la lucha contra el cambio climático desde que, hace un año, comenzó a faltar los viernes a su escuela para reclamar al Parlamento de su país mayor acción frente al deterioro ambiental. Hoy es una personalidad que casi todo mundo quiere tener cerca.

El discurso que pronunció esta semana en la apertura de la cumbre del clima en Naciones Unidas, disparó su visibilidad internacional (aunque también le acarreó mensajes de odio en las redes sociales).

Thunberg acusó a los líderes mundiales de omisión y traición frente al cambio climático. “Todo esto está mal”, les espetó. “Yo no debería estar aquí, sino en la escuela, al otro lado del océano. Sin embargo, ustedes acuden a nosotros, los jóvenes, en busca de esperanza. ¿Cómo se atreven?”.

Y agregó: “Me han robado mis sueños y mi infancia con sus palabras vacías. Pero yo soy de los afortunados. La gente está sufriendo. Ecosistemas enteros están colapsando. Estamos en el comienzo de una extinción masiva (…) ¿Cómo se atreven a seguir mirando hacia otro lado y venir aquí a decir que están haciendo lo suficiente, cuando la política y las soluciones necesarias no están aún a la vista?”.

En realidad, no sé qué quiere lograr el senador Vasconcelos con traer a México a esta joven. No sé si fue idea suya o se lo pidieron. Tal vez lo único que desea es tomarse la foto.

Porque si el también diplomático fuese serio en su preocupación por el cambio climático, tendría que condenar al gobierno de Andrés Manuel López Obrador –del cual estuvo a punto de convertirse en canciller– por no actuar frente a lo que, dice él, es una emergencia mundial.

Si Greta Thunberg viene a México y pregunta en qué consiste el compromiso de este país en la lucha contra el calentamiento global, ¿qué le van a responder? ¿“Hemos sembrado árboles”? ¿Acaso le contarán que las prioridades del gobierno están en otro lado? ¿Que México está construyendo una refinería, después de haber desmontado 83 hectáreas de manglar?

¿Le dirán que el gobierno quiere construir un aeropuerto donde falta el agua? ¿Que no le molesta generar electricidad quemando carbón altamente contaminante? ¿Que va a horadar la selva de Chiapas, Campeche y Quintana Roo para tender una vía de tren? ¿Que el secretario de Medio Ambiente otorga, sin contemplaciones, los permisos para esas obras y afirma que los generadores de energía eólica le roban el aire a las comunidades indígenas?

Pero si ese mismo Senado llevó ante su pleno a la muy neoliberal directora gerente del FMI, Christine Lagarde, y los senadores de Morena hasta se tomaron fotos con ella, ¿por qué no traer ahora a Greta Thunberg? Total, hay que estar a la moda.

¿Cómo se atreven? Pues se atreven.