Devoción. La mujer, de 51 años de edad, afirma que luego de varias vicisitudes La Morenita le concedió los favores que le pidió y le ayudó a superar obstáculos.
Por: Guadalupe Juárez
A Martha Dorantes Mendieta la Virgen de Guadalupe le hizo tres milagros: que su hijo mayor se recuperara de su adicción a las drogas; que le concediera fuerza para sacar adelante a sus cinco hijos, después que su esposo fue encarcelado; y una hija, luego de cuatro varones. Y así ha ocurrido.
Cada uno de los obstáculos que ha enfrentado Martha, con 51 años de edad, se lo atribuye a La Morenita, aunque reconoce que no siempre tuvo fe.
A diferencia de su familia y de su mamá, ella no asistía a misa cada domingo, escuchaba de la existencia de un ser divino, pero no le tomaba importancia, hasta que hace 14 años su vida cambió, y también su fe.
Su esposo fue recluido en un Centro de Reinserción Social (Cereso) mientras ella con sus cuatro hijos se aferró a esa esperanza para salir adelante.
“Gracias a Dios y a la Virgen, yo salí adelante, ella sí me ha ayudado mucho, porque es muy duro quedar sola con responsabilidades, con cinco hijos, me he refugiado en ella y he salido adelante sola”, dice sin contener las lágrimas.
Su voz todavía se entrecorta al contar que su hijo, el mayor, se volvió adicto al alcohol y a las drogas, y por eso recurrió a la Virgen de Guadalupe para que lo ayudara a superar su adicción.
“Yo le pedí a la virgencita que le ayudara, porque ya no veía ni por sus hijos, ni por su mujer, ni por mí, que le suplicábamos que dejara todo. Perdió el trabajo, ya no iba, se la pasaba quién sabe en dónde”.
Preocupada por el destino de su primogénito, Martha ofreció a la Guadalupana que a cambio de un milagro, uno de sus cuatro hijos sería mayordomo de su pueblo. Y para ella el milagro se hizo realidad después de eso: su hijo mayor encontró trabajo, se reconcilió con su esposa que ya lo había dejado, creció su familia con un bebé más, aparte de los cuatro que ya tenía, y salió adelante.
Y Martha recuerda un milagro más.
Hace 22 años, con cuatro hijos, rezaba un rosario a las cinco de la mañana cada día por un mes para que la Virgen de Guadalupe le concediera que en un quinto embarazo tuviera una niña, y así fue, la menor de sus vástagos fue niña, a quien llamó Mónica.
El esposo de Martha sigue en la cárcel, pero aprendió a hacer marcos de madera, cortineros y servilleteros que les permiten obtener ingresos extra para su familia y salir adelante.
“Dios sabe por qué hace las cosas, a lo mejor tenía que pasar todo eso para que entendiera. Y yo le pedía a la Virgen que lo ayudara, y le doy gracias a ella que me ayudó mucho. Yo sí creo que fue un milagro, porque ella como madre nos entiende”, concluyó.