Garganta Profunda
Por: Arturo Luna Silva / @ALunaSilva
El rechazo a la propuesta de reducir 50% el financiamiento público para los partidos políticos nacionales, por la supuesta “división” de los grupos parlamentarios lopezobradoristas para impedir la mayoría calificada en San Lázaro, desnudó la simulación de Morena y de la Cuarta Transformación (4T) en este tema. PT y PVEM dejaron inexplicablemente sola a la bancada mayoritaria morenista, que sólo tuvo el acompañamiento del PES, con lo que permitió que la oposición (PAN, PRI, PRD y MC) ganara la votación del jueves en la Cámara de Diputados. En paralelo, hay que advertir que no existe a la vista ninguna reforma electoral que debería aprobarse a más tardar en julio del próximo año, con lo que el proceso federal de 2021 será con las mismas reglas de 2018. ¿A quién conviene? Si dijo usted al morenismo y al Presidente, ha acertado.
Con el fracaso de la propuesta de Movimiento Regeneración Nacional (Morena) —que coordina Mario Delgado Carrillo— en la Cámara baja, la que hay que reconocer que siempre fue una simulación, los institutos políticos seguirán gozando de multimillonarias prerrogativas.
Los siete partidos con registro, más los que se sumen el próximo año, casi como un hecho las Redes Sociales Progresistas (RSP), de Elba Esther Gordillo Morales, recibirán en conjunto cinco mil 239 millones de pesos en 2020.
En ese mismo tenor, de simulación, hay que considerar la carta que presentó la todavía dirigente de Morena, Yeidckol Polevnsky, el martes ante el Instituto Nacional Electoral (INE), para “renunciar” a 75% de sus prerrogativas para el próximo año.
Y es que no hay fundamento jurídico para llevarlo a la realidad, por lo que luego puede desdecirse de esa que fue, literalmente, una “carta intención”.
Aún resulta difícil suponer que el partido del Presidente se permita dejar de recibir mil 240 millones 458 mil 596 pesos de sus ministraciones ordinarias.
¿A dónde irá ese dinero?
¿Al INE, que bien lo necesita ante los recortes que le propinaron?
¿De regreso a la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP)?
Y si se regresan, ¿en qué se gastarían?
No hay previsión en el Decreto de Presupuesto de Egresos de la Federación (PEF) 2020 para ello.
En paralelo, en materia político-electoral, no hay en el horizonte de la agenda legislativa del nuevo régimen una reforma importante para el proceso de 2021.
El Presidente de la república anunció desde junio pasado que hará una propuesta, pero pasada la elección en que se renovarán las 500 curules del Palacio Legislativo de la colonia El Parque, en la capital del país.
Puebla tampoco tiene una propuesta específica para reformar sus normas electorales locales.
Esto, con miras al proceso en que elegirá a nuevos diputados —o podrán reelegirse varios— y los 217 ayuntamientos, que también pueden ser reelectos.
El anuncio de una redistritación ha quedado solamente en declaración a la prensa.
Por supuesto que a Morena le convendría reorganizar políticamente al estado.
Pulverizar los territorios en los que el voto le es adverso.
En donde, por ejemplo, como la capital y su zona conurbada, el Partido Acción Nacional (PAN) va a la delantera en las mediciones.
O en las regiones Mixteca y Norte, en donde el Revolucionario Institucional (PRI) puede darle dolores de cabeza.
Estaría por ver lo que ocurrirá, pues ahora es el INE el que deberá aprobar esa redistritación.
Visto desde ahora el contexto, el proceso federal se realizará con las mismas reglas de 2018 y, muy previsiblemente, esto ocurrirá también con el local.
Cuando los legisladores que hoy conforman la aplastante mayoría de Morena fueron oposición, siempre impulsaron reformas, previo a cada elección, en busca de “perfeccionar las reglas de la democracia”.
Hoy ya no.
El lado de la mesa que ocupan los deja en mejores condiciones si las cosas no se mueven.
Bien dicen: “Todo es según el color del cristal con que se mira”.