Garganta Profunda
Por: Arturo Luna Silva / @ALunaSilva
La esencia de izquierda que el barbosismo quiere imprimir de manera notoria en Puebla se dejará ver en el corto plazo, además de en el desarrollo social, la atención personal a los poblanos y las acciones para el campo, en la política laboral. La Secretaría del Trabajo, que encabeza Abelardo Cuéllar Delgado, tiene la encomienda de activar el próximo año, 320 cooperativas, rurales y urbanas, para anular a los intermediarios y crear un vínculo directo entre generadores de servicios y productos, con los consumidores. Efectivamente, el cooperativismo es uno de los sellos —a veces con sabor a utopía— de los gobiernos de izquierda en Latinoamérica y el mundo, aunque también hay ejemplos de éxitos en Inglaterra y EU. Ello y la contratación definitiva de los despedidos de anteriores administraciones que ganaron juicios, marcarán el estilo de Miguel Barbosa en este rubro en 2020.
La política laboral del gobierno de la república tendrá aterrizaje efectivo en Puebla, en las 32 regiones en que se ha dividido el estado (10 de ellas en realidad son microrregiones).
En cada una, la Secretaría del Trabajo activará cooperativas, de acuerdo con su vocación productiva.
Rurales en donde haya oportunidad, aunque otras serán urbanas.
Muchas tendrán que ver con productos agrícolas de cada zona.
La intención es que, a lo largo del próximo año, se logre el afianzamiento de 320, 10 por cada región.
La apuesta no es sencilla, aunque Cuéllar tiene confianza de que Puebla será tierra fértil para el cooperativismo.
Así como para el impulso y renacimiento de las pequeñas empresas.
Esto, sin detrimento de los empresarios grandes y los capitales, nacionales y foráneos, que busquen asiento en la entidad, como ha venido ocurriendo.
Aunque pareciera un tema trasnochado, el cooperativismo remite al eterno debate entre qué es mejor, el neoliberalismo o el nacionalismo.
La atracción del capital transnacional o el fomento al emprendedor local.
Pareciera que en este sello que busca implementar el barbosismo caben los dos.
Y esa es la encomienda, por ese lado, para 2020.
Y no se está contemplando para un mediano plazo, sino con resultados inmediatos.
En otro tema que deberá atender y concluir la Secretaría del Trabajo, está la reinstalación, también en los primeros meses de 2020, de los despedidos del morenovallismo y otros gobiernos, que ganaron su juicio y sus salarios caídos.
En números cerrados, se trata de mil 270, de los cuales alrededor de 50 ya fueron reinstalados.
El resto lo será en los próximos meses.
En esos litigios que ganaron los cesados hay quienes, por indemnizaciones y sueldos no devengados, cobrarán entre 500 mil a millón 500 mil pesos.
Las cantidades varían en función de los sueldos que tenía cada persona.
De los 15 mil despedidos del morenovallismo, solamente esos mil 270, ni siquiera 10% del total, fueron quienes demandaron y ganaron.
Y para cumplir con su reinstalación y pagos, el gobierno “no tiene ningún problema”.
Así literal.
El sello de izquierda del barbosismo estará también aquí.
Y no será fácil concretarlo, pero hay confianza.
La meta es que, en este caso, la utopía se convierta en realidad.