Por: Jaime Carrera

Aunque hay algo que no agoniza, no se va, y por el contrario se recrudece, es la sensación de temor, de indiferencia e incertidumbre en un estado como Puebla, en donde el 2019 fue un año difícil. 


Este día y en la víspera de Año Nuevo florecen muchas cosas, quizá no para todos. Habrá familias reunidas sin algún integrante, habrá personas a las que hayan robado su patrimonio, y habrá otras que el año les haya sido benevolente.


Los contrastes –representados por individuos unidos por una celebración– estarán sentados en las mesas esta noche, las copas estarán llenas y chocarán, los abrazos, besos y regalos materiales  acompañaran al renacimiento de un año. 


Adiós a la Noche Vieja, bienvenido el Año Nuevo. 


Bienvenido el 2020. 

Y bien dicen... la esperanza es lo último que muere. Y de eso darán cuenta los poblanos, que alistan una breve pero esperanzadora tregua de los extintos 364 días. 


A final de cuentas: Es 31 de diciembre... Y con el 2020, un año está a punto de reiniciar. 


¿TIEMPOS MEJORES?


LA CENA, LA BEBIDA Y LOS RITUALES...


Desde temprana hora, la ciudadanía comienza a reunirse en mercados populares de abasto. Y no importa si llegan solos o acompañados, en transporte público o en vehículos de lujo, todos realizarán sus compras pensando que habrá tiempos mejores. 

Y es que ir al mercado, es toda una ceremonia, toda una tradición. Y más en un 31 de diciembre. Los mercados de la ciudad son el reflejo de la sociedad, son contrastantes, son un microuniverso de la vida urbana de Puebla. 
En el mercado Independencia –al sur de la ciudad–, por ejemplo, y ya cerca del mediodía, los pasillos comienzan a abarrotarse; los colores, sabores y texturas se apoderan del entorno hoy más que nunca. 


Cada poblano tiene un objetivo: la cena, la bebida o los rituales, y quizá la tríada completa. 


En la zona de frutas y verduras, Doña Pastora de 69 años de edad observa fijamente los alimentos, con bastón en mano y su esposo a un lado, analiza, no regatea pero compara precios. 


La cena de este 31 de diciembre, dice, será diferente, aunque siempre acompañada de una buena sidra que le costó 45 pesos, añade. En otros tiempos hubiera llevado hasta tres botellas por 100 pesos o una grande de 150 pesos, sin embargo, los tragos este día serán únicamente para dos comensales.
"Ay joven, pues mire, triste y desconsolada, será la primera cena de Año Nuevo que la pasaré con mi viejito, solos, pero no se crea, por qué no, también feliz, digo y pienso, mis hijos son hombres y mujeres de bien, ya con sus familias, algunos ya ni están en Puebla, pero son nuestro orgullo, y pues aquí, viendo qué vamos a cenar", cuenta la mujer. 

Pero los contrastes en el mercado continúan. A diferencia de Pastora, para la familia Mendoza, este 31 de diciembre estará lleno de algarabía pues todos los integrantes estarán reunidos. En total, 30 almas que brindarán y pedirán por un año aún más fructífero.


Para ello degustarán de las tradicionales 12 uvas, cuyo kilogramo ronda entre los 50 y 90 de la morada y los 70 y 130 la verde. E independiente del precio, una a una, se visualizará como un propósito o sueño a cumplir en el 2020. 


"Pues ya uno no piensa en el precio, bueno sí, pero pasa, estaremos reunidos y pues aunque nos endeudemos, la familia estará reunida y eso es lo que importa, estaré ya después de un tiempo con todos mis hijos y mis nietos, la familia reunida creo yo, aligera los gastos, ya de la cruda económica nos acordamos con la cuesta de enero, hoy a festejar", señala confiado el señor Mendoza.
En otros pasillos, las prendas de ropa interior, de las más sencillas a las de encaje, pasando por las tradicionales a las extravagantes y por qué no, hasta las provocativas, llaman la atención de la gente. Los precios, accesibles, van desde los 15 o 20 pesos y hasta los 100 pesos la pieza para los más exigentes. 
En particular, una pareja joven y recién casada, Marco y Joselyn, no saben qué calzones elegir, la oferta es variada aunque al final optan por los principales: rojo y amarillo. Amor, lo que mantendrán para el próximo año y dinero para viajar y darse "sus gustos" lo que buscarán. 
"La verdad es que, mientras nos queramos, lo demás llega solo, ahora con unos amigos dijimos que haríamos el ritual de los calzones, será algo nuevo, nunca lo habíamos hecho con nuestras familias pero nos animamos, otros amigos creo barreran su casa, harán lo de las maletas para viajar y otros, nos dijeron, que hasta aventarán lentejas para la prosperidad", explicó Joselyn, mientras su marido se mantenía aún atento a las prendas.

Así transcurre el día, y desde temprana hora, la ciudadanía comienza a reunirse en los mercados de Puebla; tal y como Pastora, la familia Mendoza o Marco y Joselyn, y aunque con festejos diferentes, todos realizan sus compras, pensando que habrá tiempos mejores.