Puebla vive un momento muy importante en su vida política; desafortunadamente, Acción Nacional, el partido que en el papel debería ser el de principal opositor, se desgarra en una pugna interna, la cual se puede agravar favoreciendo a Morena y al gobernador Miguel Barbosa.


Acción Nacional, después de la muerte de Martha Erika Alonso Hidalgo y Rafael Moreno Valle, parecía ser un partido destinado a su desaparición, pero vino la elección extraordinaria a la gubernatura y ésta se convirtió en la manzana de la discordia para el PAN.


El resultado electoral, el cual favoreció al albiazul en las zonas urbanas, sólo sirvió para dividir al panismo en una serie de fracciones, la cuales hoy se disputan la hegemonía, pero sobre todo las prerrogativas y los negocios que se puedan hacer al interior de dicho instituto político, cuyas siglas resultan atractivas, pero ante todo, un muy buen negocio ante la pasividad de Marko Cortés, el presidente nacional del PAN, el cual es como el ombligo, ni para bien, ni para mal, pero ahí está.


La presidenta estatal del PAN, Genoveva Huerta, ya no puede ocultar sus simpatías por el ex secretario de Gobernación, Fernando Manzanilla Prieto quien, a la muerte de Martha y Rafael, se convirtió en el jefe político de una facción del albiazul.


Desde Casa Aguayo
y a través de Fernando López Rojas, el entonces secretario de Gobernación les hacía llegar sus “saludos” a Genoveva y a sus aliados, quienes disfrutaban de las mieles del poder, de tal forma que buscaron colocar gente afín a Fer, hoy nuestro bro, para que tomara las riendas del panismo.


Genoveva, la gran beneficiaria de la muerte de Martha y de Rafael, no asimiló la derrota de su aliado y socio, Eduardo Alcántara, y con ello abrió una grave grieta al interior del panismo poblano, la cual difícilmente se va a poder subsanar.
Luego de la derrota de su amigo y socio Lalo Alcántara, Genoveva Huerta se ha dado a la tarea de boicotear a Jesús Zaldívar y se ha puesto como meta descarrilar al panismo, lo cual sí puede conseguir.


Y es que una de las premisas del PAN para pelear por el poder es llegar unidos a 2021 y al parecer, no va a ser así.


Lo que los enemigos de Acción Nacional buscaban, al parecer, lo han conseguido, el panismo poblano está dividido y en medio de una guerra interna que a nadie beneficia, ni a Huerta, ni a Zaldívar, quienes pueden ser los culpables de la derrota del albiazul en Puebla capital en 2021.
Junto a ellos hay que citar a Marko Cortés, el dirigente nacional del PAN, que está más preocupado por emular a Ricardo Anaya y robarse la candidatura a la presidencia de la república, que por construir un escenario favorable para su partido en 2021.


La mente de Cortés está puesta en 2024 y eso distrae completamente la atención del dirigente nacional del albiazul, quien otra vez dejó abandonada a la militancia del partido en Puebla, tal y como lo hizo tras la muerte de Martha y Rafael en 2019.


Manzanilla, Cárdenas y otros actores políticos también son factor de división al interior del blanquiazul, quien hoy se debate entre Huerta y Zaldívar, lucha fratricida que sólo lleva al panismo a su derrota en 2021.


Los panistas creen que “hasta con un burro” pueden ganar la elección en 2021, pero eso no es cierto, si no sellan sus divisiones políticas van a volver a saborear la derrota.


Gabriel Biestro lo sabe; el nuevo secretario de Gobernación, David Méndez, lo sabe y sólo los panistas parecen no darse cuenta de que sus divisiones nada más alientan que Morena, a pesar de todos los pesares, pueda repetir en Puebla capital y si no, el PRI, algo de lo cual platicaré en un próxima entrega.


Y es que a pesar de todos los pesares, si hoy fuera la elección, el candidato más conocido es priista y ya fue alcalde la Angelópolis. Muchos ya saben de quién se trata.

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