La semana pasada se dio a conocer que, de acuerdo con el INEGI, Puebla era percibida por sus habitantes como la ciudad más insegura del país, algo que creo era ya de todos conocido.
De inmediato se le vino encima una andanada mediática y política a la alcaldesa de la capital, quien ciertamente tampoco se ayuda con sus declaraciones, señalando a los medios de comunicación de ser los culpables de este problema, pero bien valdría la pena analizar si sólo Claudia Rivera es la única culpable de la situación que hoy vive Puebla. No me gusta hacerla de abogado del diablo, pero hay que ser serio en los análisis.
Puebla no es una isla, la ciudad se encuentra enclavada dentro de un estado donde también hay responsables y por otro lado de un país donde existe, bueno, al menos eso creemos, un gobierno federal responsable también en parte de todos los que vivimos en este territorio.
Cierto, Claudia Rivera es la principal responsable, pero ¿en dónde queda la responsabilidad del gobierno del estado? ¿En dónde anda el secretario de Seguridad, el vicealmirante Miguel Idelfonso Amézaga?, ¿En dónde está la famosa Guardia Nacional del gobierno federal?
La alcaldesa de Puebla, ciertamente, tiene mucha responsabilidad al negarse a realizar un cambio en la Secretaría de Seguridad Ciudadana, donde María de Lourdes Rosales Martínez ha realizado un pésimo trabajo.
Este, para mí, ha sido el más grave error de la presidenta municipal y sólo ella sabe por qué prefiere absorber el costo político de esta medida en vez de darle las gracias.
Lo que es un hecho, es que esto sirvió para que sus adversarios políticos aprovecharan para mover de nueva cuenta el tema de su posible destitución, con lo cual la 4T poblana exhibió su muy particular sistema juarista de administrar justicia, “a los amigos la ley y la gracia, para los enemigos la ley a secas y toda la caballería mediática encima”.
Y es que de una manera muy clara se advirtió cómo una mano invisible se movió para golpear a la alcaldesa poblana y maximizar el tema de la inseguridad y hacerlo ver de manera exclusiva como culpa de ella, a quien quieren destituir.
Esto ya fue aprovechado por un grupo de vividores políticos para tratar de chantajear a la presidenta municipal e incorporarse al llamado Grupo G5 que encabeza la regidora Rosa Márquez, mamá del secretario de Gobernación, David Méndez. ¿Qué casualidad? Veletas políticas.
Habrá que ver si de verdad estos equilibristas políticos están dispuestos a dar el cabildazo y si la 4T poblana y su inexperto secretario de Gobernación, David Méndez, ya analizó el costo político de destituir a la presidenta municipal de Puebla, Claudia Rivera.
Al hacerlo sólo confirmarán lo que la oposición ya comienza a utilizar como bandera política, el hecho de que Morena no sabe gobernar y para muestra un botón: Tehuacán y Puebla, las dos ciudades más importantes del estado. La gran pregunta sería, ¿también van a actuar de la misma forma con Karina Pérez? O ¿esta mujer goza de patente de corso?
Bien dice el periodista Alejandro Mondragón, la 4T poblana ha acelerado demasiado sus tiempos para deshacerse de sus enemigos y ha abierto demasiados frentes, habrá que ver si aguantan el ritmo, porque esto no es una carrera de 100 metros, sino un maratón.
Las ambiciones de algunos integrantes del equipo del gobernador parecen estar desbordadas y van a tener también sus consecuencias. Haciendo futurismo político, ¿cómo se vería la mamá del secretario de Gobernación de alcaldesa de Puebla? Doña Rosa Márquez, presidenta municipal de Puebla, y David, su hijo, secretario de Gobernación, ni a Rafael se le hubiera ocurrido.
Pues así las cosas en la 4T poblana, Claudia Rivera, si bien es cierto, tiene mucha responsabilidad de lo que ocurre en materia de inseguridad y esto es aprovechado por sus enemigos políticos, quienes buscan a toda costa hacerse del control de la ciudad capital, para saciar sus apetitos políticos.