* Con el sello de AguArena, el también periodista trae esta historia de asesinatos, motociclistas, prostíbulos y padrotes.
Bajo el título de “La bestia faldera”, el escritor y periodista mexicano Édgar Ávila Pérez publicó su primera novela, un retrato de ángeles caídos que lo mismo montan una Harley Davison que hacen fila para entrar a un mísero cuartucho y así fingir que están en el rojo Amsterdam.
Con el sello de la editorial AguArena, del filántropo Rubén Pabello Rojas, el comunicador logró concretar esta historia de humor negro.
La bestia faldera se mueve desde la colonial Xalapa (Veracruz) -de dónde es oriundo el escritor- hasta el Distrito Federal (la capital del país) con un entramado que va desde asesinatos, motociclistas, buscadores de tesoros, prostíbulos y padrotes.
Se trata del tercer libro de Édgar Ávila, actual corresponsal del diario “El Universal” y colaborador de la agencia EFE-España: “Pequeñas Quimeras”, crónicas y entrevistas periodísticas (AguArena, 2016) y “Veracruz Contemporáneo” (IVEC, 2018).
“Édgar Ávila ya había mostrado en ‘Pequeñas quimeras’ su oficio literario. Aunque el libro presumiera perfil periodístico, se notaba la necesidad de un texto de más largo aliento”, afirmó el escritor e investigador universitario, Raciel Martínez.
El autor de doce libros en la Universidad Veracruzana aseguró que “La bestia faldera” es un notable salto a la novela, pues de la asertividad propia del trabajo cotidiano de los medios de información, pasa a una incorrección total.
“Emerge el lado oscuro de forma fluida, con un elegante armado tipo mosaico. Se trata de un rompecabezas que dosifica tensión y contenido, con un estilo elíptico que evade truculencia efectista con suma destreza”, describió.
El también colaborador de distintas publicaciones culturales explicó que la novela puede leerse como una crónica de la Xalapa colonial a una ciudad globalizada, o puede elegirse de lectura el lienzo de un puterito.
“En ‘La bestia faldera’ nadie se salva de los amores furtivos que circundan al padrote. Todos escapan, confundidos, se escabullen, andan a escondidas en la búsqueda de nuevos placeres –con afortunadas descripciones eróticas incluidas”, destacó.
Martínez resume que La Bestia Faldera huele a jabón pequeño, a loción barata y a longaniza y queso de montaña. Y entre líneas parece decirnos que “no hay forma de arrepentirse de la vida que se lleva”.
“La bestia faldera” se encuentra disponible en la plataforma Amazon.com (en versión ebook e impreso).