ECONOMÍA
La semana pasada circuló en redes sociales la supuesta instalación de una planta de Lamborghini en Hidalgo para producir el nuevo vehículo eléctrico de la escudería. De inmediato pensé en tragarme gustoso todas y cada una de mis palabras sobre la falta de visión de la 4T, dada la relevancia de algo así para el país y la región.
Al final, todo fue un borregazo. Algún distraído confundió una planta armadora, como las de Audi o VW por citar las locales, con el diseño y construcción de un prototipo para un Lamborghini eléctrico (de cualquier manera, con un enorme mérito para los hidalguense dada la tecnología y diseño que caracterizan a la marca del toro).
Sin embargo, dio pie a señalar la reflexión que se debería estar haciendo: ¿cómo lograr que los vehículos eléctricos y sus componentes se produzcan y ensamblen en México?
Se cuenta con una ubicación privilegiada al lado del mercado más importante del mundo, salida a ambas costas y regiones con la infraestructura necesaria para este tipo de proyectos. Se tienen recursos naturales, mano de obra de calidad (a diferencia de Brasil, aquí sí se ensamblan vehículos de lujo) y un gran potencial energético (especialmente de renovables, para una industria en transformación). Se ratificó el T-MEC, con todo y retos, desde los 90’s se mantienen finanzas públicas sanas y existe una amplia red de acuerdos comerciales.
¿Dónde fallamos? La respuesta obvia es la inseguridad que azota al país y que espanta a cualquiera, reforzada por la crisis de confianza que se generó desde el Gobierno Federal (aunque un proyecto de esta magnitud podría convencerlos de mandar otro tipo de señales). Sin embargo, yendo más allá de la coyuntura, un punto critico para el futuro de la industria automotriz en México está en el sector educativo.
Es evidente que la industria automotriz ya cambió para dejar de usar gasolinas y diésel e ir con motores eléctricos y posiblemente de hidrógeno (Jeremy Rifkin escribía de este cambio en 2002). México hizo su cambio estructural desde los 90’s cuando, gracias a la apertura comercial, se logró romper la dependencia a las exportaciones petroleras, diversificando la variedad de productos mexicanos en el extranjero y siendo el sector automotriz el que se consolidó como el líder exportador del país (para noviembre de 2019 al menos el 38% del total correspondió al automotriz, mientras que el 5% fue exportaciones petroleras) y aportando alrededor del 3% del PIB (sí, por enésima vez: genera más divisas el sector automotriz que el petróleo).
Paradójicamente, y después de la contrareforma educativa, las protestas de la CNTE, la recomposición del SNTE, los proyectos políticos sus liderazgos sindicales, el oso de Esteban Moctezuma “justificando” los malos resultados en la prueba PISA (español y matemáticas) o el “traslado” de la SEP a Puebla, nadie ahí dice nada de cómo preparar al país para estos cambios ni se ha puesto sobre la mesa la necesidad de educar, desde bachiller o técnicos, a nuestros futuros ingenieros, técnicos y obreros calificados, para las nuevas plataformas. Si México se pierde la ola del cambio a motores eléctricos, puede que también pierda al sector automotriz.
¡Qué Rocío Nahle y los setentas nos rediman!
POLÍTICA
Generalmente me cae muy gordo que me salgan con que “no somos Finlandia” para justificar, o por lo menos minimizar, cuando algo no funciona o alguna arbitrariedad. Sin embargo, hoy es claro que no lo somos.
Además de liderar en educación (o quizá por eso) y tener a la que posiblemente sea la Primer Ministro más joven del mundo (Sanna Marin nació en 1986, pero ya fue Ministra de Comunicaciones y Transportes, legisladora y Presidenta Municipal de Tampere), ahora evidencian el poco compromiso del mundo frente al cambio climático. Mientras los Estados Unidos ya no saben como desentenderse de sus compromisos medioambientales, Finlandia no sólo ratifica su meta de 0 en emisiones netas de carbono sino que, después de un acuerdo entre cinco partidos políticos, planteó en Davos la posibilidad de adelantar su logro del 2035 al 2025 (el resto de Europa lo fijó para 2050).
No me amarguen el día preguntándo que está haciendo México con el consumo de carbón, porque definitivamente no somos Finlandia y, desde el Gobierno Federal, no quieren serlo.
OTROS PECADILLOS
Celebramos la semana pasada que ganó el Puebla de visitante y nos lamentamos ahora que, con un arbitraje muy polémico, perdió como local. Es apenas el segundo juego del Torneo, sabemos que el equipo tiene limitaciones y ceder ante el catastrofismo a la primera de cambios nunca es buena idea.